Monseñor Romero pudiese ser declarado «Santo» sin necesidad de demostrar algún milagro
Foto: AFP
Con la firma del decreto, promulgado este martes por el Papa, no será necesario demostrar que el prelado centroamericano realizó algún milagro para ser beatificado.
Ciudad del Vaticano — El papa Francisco reconoció este martes como «mártir» de la Iglesia al asesinado arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, con lo que aprobó la beatificación del llamado defensor de los pobres.
Con la firma del decreto, promulgado este martes por el Papa, no será necesario demostrar que el prelado centroamericano realizó algún milagro para ser beatificado.
La fecha de la ceremonia, que será celebrada en El Salvador, aún no ha sido anunciada.
El religioso salvadoreño murió baleado por un francotirador asociado a los escuadrones de la muerte de la extrema derecha en ese país, mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital para enfermos de cáncer Divina Providencia, en San Salvador, el 24 de marzo de 1980.
El arzobispo es recordado por denunciar las injusticias cometidas en los años previos al conflicto armado entre el ejército y la guerrilla que sufrió El Salvador durante 12 años (1980-1992), y que dejó un saldo de 75 mil personas muertas, 8 mil desaparecidos y 12 mil lisiados.
El prelado fue asesinado por «odio a la fe», según reza el decreto firmado por el Papa y presentado por la Congregación para la Causa de los Santos.
Llamado «La voz de los sin voz» por denunciar la injusticia social y la represión, Romero fue asesinado por un francotirador cuando oficiaba misa en la capilla de un hospital de cancerosos de El Salvador el 24 de marzo de 1980, un día después de dirigirse a los soldados en su homilía: «Les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: cesen la represión».
Aunque no perteneció a la corriente de la Teología de la Liberación, reprimida durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, Romero fue un defensor de los pobres, en particular de los campesinos expulsados de sus tierras.
El Papa argentino, conservador en cuanto a los dogmas, pero comprometido con las cuestiones de justicia social, se identifica con la figura de Romero.
Proceso retrasado
El proceso para la beatificación del prelado sufrió numerosos retrasos desde que fue abierto en 1993 y tras varios años de estancamiento, por temor de que fuera usado política e ideológicamente —la beatificación de Romero había sido obstaculizada durante décadas por el Vaticano, debido a preocupaciones sobre las supuestas inclinaciones marxistas del sacerdote— fue desbloqueado en abril del 2013 por Francisco.
En 2014, el entonces presidente electo de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, exguerrillero del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y negociador de los acuerdos de paz en su país, abogó con el Papa en el Vaticano por la beatificación de Romero.
El Pontífice argentino volvió a elogiar públicamente en agosto pasado, durante el vuelo de regreso de Corea del Sur, al arzobispo de San Salvador, a quien definió como un «hombre de Dios», recalcando que no había impedimentos para su beatificación.
Interrogado en enero durante el vuelo de regreso de Filipinas a Roma sobre el tema, Francisco confirmó que no pensaba asistir a la ceremonia de beatificación, dejando entender que se celebrará en El Salvador a pedido de la Iglesia de ese país.
«Se va a desatar una guerra entre el cardenal Ángelo Amato y monseñor Vincenzo Paglia —postulador de la causa, ndr— por presidir la ceremonia de beatificación. Yo personalmente no participaré. Es normal que las beatificaciones sean presididas por otros”, comentó Francisco.
Santidad sin milagros
El camino para llegar a ser santo prosigue e inclusive el Papa puede canonizarlo sin necesidad de demostrar el milagro, como ocurrió con el papa Pablo VI.
«Nosotros estamos sumamente contentos, sumamente agradecidos con Dios, con el Papa, con la iglesia —por validar el martirio— y pensamos que (…) va a ser pronta la beatificación, pero también la canonización», exclamó el pasado 11 de enero el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, tras celebrar la misa dominical en la céntrica catedral.
El funeral de Romero, en 1980, fue objeto de ataques con bombas y disparos que cobraron la vida de 40 personas
Tres mártires víctimas de Sendero Luminoso
El papa Francisco declaró mártires de la Iglesia este martes a tres curas asesinados en Perú en 1991 por la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso, por lo que serán beatificados.
Se trata de los polacos Zbigniew Strzalkowski y Michel Tomaszek, y del italiano Alessandro Dordi, víctimas del grupo armado Sendero Luminoso.
Los religiosos fueron asesinados por «odio a la fe», según reza el decreto firmado por el Papa y presentado por la Congregación para la Causa de los Santos.
Los dos polacos, franciscanos, fueron asesinados el 9 de agosto de 1991 en el poblado de Pariacoto, ubicado en Áncash, mientras el cura italiano murió de un disparo cuando regresaba a su casa después de oficiar una misa en la localidad de Santa, en el mismo departamento.
Los religiosos, que trabajaban con la organización católica humanitaria Cáritas para ayudar a los pobres, fueron amenazados por la organización armada peruana que los acusó de «adormecer la conciencia revolucionaria del pueblo».
El Padre Antonio y su monaguillo Andrés
Esta canción de Rubén Blades pertenece al álbum Buscando América (1984), grabado junto a los conjuntos Seis del Solar y Son del Solar. Su letra está basada en el asesinato del arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, el 24 de marzo de 1980 en San Salvador. El hecho es ficcionalizado como la historia de un cura llamado Antonio Tejeira que llega a la selva a predicar y conoce al niño Andrés Eloy Pérez, quien llega a ser su monaguillo. En la canción ambos son asesinados en medio de una homilía y en medio de la guerra. Además del recién reconocido mártir Óscar Arnulfo Romero, son varias las historias en Latinoamérica que podrían conseguir resonancias en esta canción, como los asesinatos de Camilo Torres Restrepo en Colombia o el obispo Juan José Gerardi en Guatemala.
Perfil
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez (1917 -1980)
Conocido como Monseñor Romero, fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980). Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y por haber muerto asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral.
Como arzobispo, denunció en sus homilías dominicales numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó públicamente su solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país. «Su asesinato provocó la protesta internacional en demanda del respeto a los derechos humanos en El Salvador. Dentro de la Iglesia católica se lo consideró un obispo que defendía la «opción preferencial por los pobres». En una de sus homilías, Monseñor Romero afirmó: «La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su salvación», (11 de noviembre de 1977).
Su asesino
Una Comisión de la Verdad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) identificó como autor intelectual del asesinato del prelado al mayor del Ejército Roberto D›Aubuisson, fundador de la entonces gobernante Alianza Republicana Nacionalista —Arena, derecha—, quien murió de cáncer en febrero de 1992.
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