El Papa a los obispos: «Hablen claro»

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7 de octubre, 2014 - 12:54 pm
Redacción Diario Qué Pasa

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Ayer en el Vaticano se instaló el Sínodo de la Familia, en el cual la Iglesia debatirá sobre el modelo de catolicismo que se propone ante la evolución de la familia. El papa Francisco pidió a los prelados «hablar claro» y sin tapujos y garantizó «total libertad» a todos los sectores de la Iglesia. «Hablar con libertad y escuchar con humildad», pidió el Papa.

El Sínodo debe ocuparse de todos los temas, mirar a la familia con esperanza y misericordia, y anunciar la belleza de la fidelidad incluso cuando la cultura dominante la socava de modo continuo.

Después de escuchar la invitación del Papa a «hablar con valentía y escuchar con humildad», el Sínodo de la Familia dedicó ayer la primera mañana a escuchar el extenso informe inicial a cargo del cardenal de Budapest, Péter Erdö, quien había incorporado ya a su texto las comunicaciones previas de todos los miembros de la asamblea.

Ante los 253 participantes —cardenales, obispos, trece matrimonios, y laicos a título individual— , el cardenal húngaro recordó que «no debatiremos cuestiones doctrinales sino prácticas, pues este Sínodo es de naturaleza exquisitamente pastoral».

Monseñor Erdö se refirió enseguida a los matrimonios en dificultad o rotos, y a los divorciados que han contraído un segundo matrimonio civil señalando que «sería erróneo concentrarse sólo en recibir los sacramentos; hay que mirar a un contexto más amplio».

Según el cardenal de Budapest, «hay que distinguir entre quien ha roto de modo culpable un matrimonio y quien ha sido abandonado. La Iglesia debe cuidarlos de modo particular. Los divorciados casados civilmente pertenecen a la Iglesia y tienen el derecho a ser acompañados por sus pastores».

Vínculo indisoluble

Al mismo tiempo dejó bien claro que «aunque el amor haya desaparecido, el vínculo matrimonial es indisoluble mientras vive uno de los esposos». Respondiendo a algunas posturas alarmistas, el cardenal Erdö reafirmó «la sacramentalidad del matrimonio y su indisolubilidad. No está en cuestión la doctrina de la indisolubilidad, reconocida incluso por quienes han tenido un matrimonio fracasado y buscan un nuevo inicio».

Compatible con esa certeza es facilitar el proceso de reconocimiento de la nulidad matrimonial en los casos donde se hubiese dado pues los tribunales eclesiásticos no «anulan» matrimonios sino constatan que fueron nulos por algún defecto, incluso en casos en que los contrayentes hayan convivido largo tiempo y tengan hijos.

Pero Erdö insistió también en que el Sínodo debe ocuparse de todos los temas, mirar a la familia con esperanza y misericordia, y anunciar la belleza de la fidelidad incluso cuando la cultura dominante la socava de modo continuo.

A pesar de las dificultades y de la falta de apoyo estatal en muchos países, «la familia es casi la última realidad acogedora en un mundo determinado casi exclusivamente por las finanzas y la tecnología.

Papa: «Hablen claro»

El papa Francisco pidió ayer a los obispos de todo el mundo reunidos en el Vaticano a «hablar claro» y sin tapujos sobre los cambios que vive la familia católica contemporánea.

Ante 253 prelados, entre ellos 191 obispos de todos los continentes, el papa dio inicio a la primera jornada de labores con un discurso corto y breve en el que garantizó «total libertad» a todos los sectores de la Iglesia.
«Hablar con libertad y escuchar con humildad», resumió el Papa.

La jerarquía de la Iglesia ha sido convocada en el Vaticano para debatir sobre temas hasta ahora tabú como el matrimonio homosexual, las parejas de hecho, el divorcio, las madres solteras y la comunión para los divorciados que se vuelven a casar, entre otros asuntos.

El Papa argentino, formado con los jesuitas, se presentó también como la persona que «garantiza» la libertad de palabra a todos los sectores, divididos entre conservadores y progresistas.

«Algunos cardenales no se atrevieron a decir cosas por respeto al Papa… Esto no está bien», afirmó Francisco que impulsa una Iglesia más democrática, en contacto con sus bases, con libertad de palabra.

Hablen «con tranquilidad y con paz, porque la presencia del Papa es garantía para todos de custodia de la fe», añadió.

El cambio de método de trabajo, la idea de abordar sin tapujos las situaciones difíciles, como la presión de los católicos que se vuelven a casar de poder acceder a la comunión, irritan a los sectores más tradicionalistas.

La «condición general de base es ésta: hablar claro. Que nadie diga esto no se puede decir», adelantó el pontífice con su estilo directo.

El único pedido concreto hecho por el papa Francisco fue el de abandonar el latín como idioma oficial de la Iglesia y remplazarlo con el italiano. Aún no se conoce la respuesta.

Dos sínodos sobre la familia

Por dos semanas, hasta el 19 de octubre, la Iglesia debatirá sobre el modelo de catolicismo que propone ante la evolución que vive la familia a inicios del siglo XXI.

El clima en la sala resultaba amigable pese a las tensiones de la víspera entre varios cardenales por la publicación de libros y entrevistas contrarios o a favor de conceder la comunión a los divorciados que se vuelven a casar. La celebración de dos sínodos, ya que hay uno programado para el 2015, resulta además una forma de consulta interna inédita.

«El Papa quiere sobre todo escuchar y entender qué piensa la iglesia, el pueblo de Dios, sobre la familia», explicó en una entrevista el cardenal alemán Walter Kasper, quien apoya una apertura a las parejas divorciadas que se vuelven a casar.
Otros temas delicados serán abordados durante el sínodo, como la poligamia en África, el matrimonio gay, asuntos hasta ahora tabú para la Iglesia, que los condenaba con total rigor.

Al término de dos semanas de debates será elaborado un documento final, el cual será sometido a votación y transmitido sucesivamente a las diócesis de todo el mundo junto con un cuestionario.

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La familia es casi la última realidad acogedora en un mundo determinado casi exclusivamente por las finanzas y la tecnología Una nueva cultura de la familia puede ser el punto de partida para renovar la civilización humana».

Péter Erdö, cardenal de Budapest

Fotos: AFP

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