Todos los acusados en este histórico proceso de Giséle Pelicot han sido declarados culpables por el tribunal, en su gran mayoría por violación agravada.
La penas emitidas este jueves contra los 51 acusados de las violaciones y agresiones bajo sumisión química a Gisèle Pelicot oscilaron entre los 3 y los 20 años de prisión, con el exmarido de la víctima, Dominique, sentenciado a la pena mayor, aunque al cabo de dos tercios podría optar a la libertad condicional.
Varios de los acusados con las penas menos severas tampoco deberán ingresar en prisión y, en general, aunque todos fueron declarados culpables de distintos delitos, las condenas dictadas fueron inferiores a lo solicitado por la Fiscalía.

Dominique Pelicot, el aberrado sexual que drogaba a su mujer Gisèle con ansiolíticos para que otros abusaran sexualmente de ella en estado inconsciente
«Señor Pelicot, respecto al conjunto de los hechos, lo declaramos culpable de violación con agravantes», declaró el presidente del tribunal de Aviñón, Roger Arata.
El acusado de 72 años, que recibió la declaración de culpabilidad en pie y sin expresar ninguna emoción, nunca negó haber drogado entre 2011 y 2020 a Gisèle con ansiolíticos para dormirla y violarla junto a desconocidos que contactó por internet. Pero su abogada Béatric Zavarro aún esperaba el miércoles, que el tribunal «se alejara» un poco de esta pena y tuviera en cuenta los «traumas» que su cliente sufrió durante su infancia, incluida una violación a los 9 años.
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50 procesados más
Además del principal acusado, la justicia declaró culpables a los otros 50 procesados –uno de ellos en rebeldía–, pese a que una treintena de ellos habían pedido la absolución al considerar que fueron «manipulados» por el «monstruo», el «lobo», el «ogro» Dominique Pelicot.
La gran incógnita ahora es saber qué penas recibirán y si los 32 que comparecieron en libertad irán directamente este jueves a la cárcel. La fiscalía pidió entre 10 y 18 años de prisión para 49 de ellos, y cuatro años para el único procesado por «tocamientos» a Gisèle Pelicot.
Estas solicitudes de penas son más duras que la condena media por violación en Francia, que era de 11,1 años en 2022, según el ministerio de Justicia.
En contexto
Durante casi una década, Gisèle Pelicot fue drogada por su exmarido Dominique, que reconoció haberla violado y haber invitado a decenas de hombres que había reclutado por Internet a mantener relaciones sexuales con ella en la cama de su casa, mientras ella estaba inconsciente.
Fue ella quien decidió renunciar al anonimato y sacar a la luz este juicio, haciendo, según sus palabras, que «la vergüenza cambie de bando», de la víctima al violador.
Aunque Dominique Pelicot admitió los cargos que se le imputan, la mayoría de los demás hombres juzgados niegan que lo que hicieron fuera una violación.
Los demás condenados, de entre 27 y 74 años, son de todas las profesiones y condiciones sociales, y la mayoría procede de un radio de 50 km de Mazan, el pueblo de los Pelicots. El hecho de que sean bomberos, guardias de seguridad y camioneros les ha valido el apodo de Monsieur-Tout-Le-Monde (Señor Cualquiera).
Aunque la mayoría había alegado que, al tener el consentimiento de su marido, pensaban que se trataba de un juego sexual con un matrimonio libertino -y, por lo tanto, no era violación lo que estaban haciendo- el tribunal ha desestimado estos argumentos.
De 2011 a 2020, Dominique Pelicot suministró a su esposa tranquilizantes y somníferos sin que ella lo supiera, los trituró y los añadió a su comida y bebida, lo que le provocó perdidas de memoria y desmayos.
El ahora exmarido solo fue descubierto cuando un guardia de seguridad le denunció a la policía por hacer fotografías bajo las faldas de las mujeres en un supermercado.
Hasta entonces, ella no fue consciente de los horrores que su marido estaba cometiendo. «Pensaba que éramos una pareja unida», declaró una vez ante el tribunal.
En lugar de eso, Dominique Pelicot entraba en una conocida página web, ahora prohibida, llamada Coco.fr, para invitar a hombres de la zona a su casa para que mantuvieran relaciones sexuales con ella mientras estaba en coma.
«Me sacrificaron en el altar del vicio», declaró Gisèle Pelicot al principio del juicio.
Heroína
Gisèle, de 72 años, se ha convertido en un símbolo en Francia por el coraje que ha demostrado durante todo el proceso, acudiendo casi cada día a la sala de audiencias, primero escudada tras sus lentes de sol y más adelante quitándoselas, demostrando que ella no tenía nada de lo que avergonzarse.
No era sólo un gesto por el sol otoñal que se desvanecía en la ciudad medieval de Aviñón, en el sur de Francia, relata el enviado especial de la BBC a Aviñón Andrew Harding.
«También era una pista de que había superado un punto de inflexión, uno de los muchos que han marcado su lento y doloroso viaje: de abuela serena a víctima de violación angustiada y acosada por la vergüenza, a testigo temeroso ante un tribunal y a icono mundial de valentía y desafío», describe Harding.
Su decisión de renunciar al anonimato es muy poco habitual, pero se ha mantenido firme en todo momento: «Quiero que todas las mujeres que han sido violadas digan: la señora Pelicot lo hizo, yo también puedo».
Pero ha tenido claro que detrás de su fachada de fortaleza «hay un campo de ruinas» y que, a pesar de la aclamación generalizada por lo que ha hecho, es una heroína a su pesar.
«No deja de repetir: ‘Soy normal’, no quiere que se la considere un icono», ha declarado su abogado Stéphane Babonneau a Emma Barnett, de la BBC.
A su llegada hoy al tribunal de Aviñón fue aplaudida por una multitud de personas que la esperaban con carteles de apoyo y que le daban las gracias por su valentía.
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