Londres — Hace dos años que Julián Assange se refugió en la embajada ecuatoriana de Londres y su vida transcurre con destellos de normalidad, pero con muy pocas esperanzas de salir pronto.
El creador de WikiLeaks, el portal de difusión de documentos oficiales secretos, entró en la delegación diplomática un 19 de junio de 2012 pidiendo asilo —que le fue concedido dos meses después— por miedo a que la causa judicial por la que Suecia quiere interrogarlo —dos casos de presunto abuso sexual— no sea más que un señuelo para enviarlo a Estados Unidos.
Si la causa sueca desapareciese, tampoco tendría claro salir de la embajada, fuertemente custodiada día y noche. Si tuvieran éxito con la anulación de la orden de extradición emitida por Suecia, todavía tendría el problema mayor de EE UU y su acusación pendiente, y quizá la orden de extradición.
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