Beirut — El gobierno de Bashar al Asad se ha comprometido con el emisario de la ONU en Siria a suspender durante seis semanas sus bombardeos sobre la ciudad septentrional de Alepo, donde intenta reprimir a los rebeldes.
Tras una ofensiva mayor lanzada el martes, el gobierno ha conseguido cortar la principal ruta de abastecimiento de armas de los insurgentes, que une a la segunda ciudad de Siria con Turquía.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Gran Bretaña, los violentos combates en la ciudad y varias localidades de la provincia de Alepo han dejado un balance de 158 muertos: 88 rebeldes y yihadistas y 70 en el bando estatal y sus aliados —Hezbolá libanés, combatientes iraníes y afganos—.
Cuando el combate estalló, el mediador de la ONU para Siria Staffan de Mistura anunció en Nueva York que el gobierno sirio le había «indicado que estaba dispuesto a cesar todo bombardeo aéreo y tiros de artillería durante seis semanas en toda la ciudad de Alepo» para permitir un alto el fuego localizado.
Esta suspensión de los disparos y los bombardeos empezará «a partir de una fecha que será anunciada en Damasco», donde Mistura acudirá.
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