Para el gobierno, el lunes marca la vuelta a la normalidad tras meses de cierre de las fronteras del país y de las escuelas debido a la pandemia del coronavirus. También están programadas las celebraciones por el 502 aniversario de La Habana
La oposición cubana está decidida a manifestarse el lunes para exigir la liberación de los presos políticos, pese a la firme prohibición del gobierno comunista, que quiere celebrar el regreso de los niños a la escuela y de los turistas a la isla.
Durante semanas, la fecha del 15 de noviembre, conocida ya como el 15N, ha sido ampliamente discutida en redes sociales y en los hogares cubanos: para los disidentes, es una oportunidad para marchar en las calles de Cuba, cuatro meses después de las históricas y espontáneas manifestaciones del 11 de julio.
Durante esas movilizaciones, que dejaron un muerto y decenas de heridos, 1.270 personas fueron detenidas, de las cuales 658 siguen en prisión, según la ONG de defensa de derechos humanos Cubalex.
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Pero para el gobierno, el lunes marca la vuelta a la normalidad tras meses de cierre de las fronteras del país y de las escuelas debido a la pandemia del coronavirus. También están programadas las celebraciones por el 502 aniversario de La Habana.
«Nuestra divisa es la paz», dijo Miguel Díaz-Canel durante una comparecencia el viernes.
De su lado, la oposición convocó a una gran manifestación pacífica en La Habana y en otras seis provincias, para «el cambio» y la liberación de presos políticos. La instrucción para los participantes es vestir de blanco.
Pero es difícil saber si la convocatoria tendrá amplia respuesta, ya que el enfrentamiento entre defensores y críticos del gobierno está en su punto más álgido.
El gobierno acusa a los organizadores de ser agentes entrenados y financiados por Estados Unidos para provocar un cambio de gobierno. Por ese motivo prohibieron la manifestación y los amenazaron con sanciones penales.
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