El primer ministro de Francia afirmó que es un insulto a la historia, una provocación política y un retroceso al colonialismo
De 1852 a 1953, la Guayana Francesa funcionó como «bagne», nombre que le daba Francia a sus «colonias penales» en el mundo, por lo general territorios pobres y recién colonizados por Francia a los que enviaba a sus presos «indeseables» y los forzaba a trabajar. La Guayana Francesa recibió durante esta época a más de 70 mil reclusos de todo el imperio francés.
Ahora tras 70 años después de eso, la historia parece volver a repetirse, puesto que a mediados de mayo Gerald Darmanin, ministro de Justicia de Francia, anunció la construcción de una nueva prisión de alta seguridad en el territorio sudamericano.
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En una visita a Cayena, capital de Guayana Francesa, el ministro aseguró que el objetivo principal era «poner fuera de combate a los narcotraficantes más peligrosos» y a islamistas radicales, en una columna publicada en el seminario Journal du Dimanche (JDD).
Darmanin justificó la decisión mencionando que en Guayana Francesa, Guadalupe y Martinica (otros territorios franceses en América), se encuentran 49 bandas de narcotraficantes consideradas extremadamente peligrosas.
Polémicas desatas
El anuncio del ministro generó ira en la población francoguayanesa, el diputado francoguayanés Davy Rimane, del partido de izquierda La France Insoumise, considera que la decisión es totalmente arbitraria.
«El ministro no consultó eso con nadie, ni siquiera con los diputados de Guayana, y por eso hay una fuerte oposición por parte de los políticos guayaneses y la población en general», declaró a BBC Mundo.
«Trasladar a delincuentes de gran nivel a Guayana, personas que Francia no quiere, nos lleva a un pasado terrible, doloroso y lleno de sufrimiento».
Rimane afirmó que Francia no puede simplemente enviar a Guayana Francesa todos los presos que quiere.
«Nosotros no somos la basura de Francia», protesta.
En una entrevista realizada el lunes de la semana pasada con la emisora Europe1, Bruno Retailleau, ministro del Interior de Francia, defendió la propuesta alegando que los narcotraficantes deben ser tratados sin ninguna conmiseración.
«Se trata de gente que recluta a chicos de 14 o 15 años y les obliga a matarse entre ellos por unas decenas de miles de euros», agregó.
Según una carta obtenida por la AFP, Darmanin escribió el jueves pasado al presidente de la comunidad territorial de Guyana para «volver a la realidad» sobre el proyecto que «responde a una necesidad local urgente».
En la carta no hizo ninguna alusión al futuro de la cárcel como albergue de terroristas y narcotraficantes, como lo había hecho anteriormente, indica la agencia de noticias.
Este miércoles Francois Bayrou, primer ministro de Francia, declaró a la cadena de televisión BFMTV que estaba de acuerdo con la construcción de la cárcel si se consultaba con los representantes políticos de Guayana.
Retroceso al colonialismo
En la actualidad París considera a la Guayana Francesa como un gran centro de tráfico de drogas debido a su proximidad a países productores de narcóticos, tales como Colombia y Perú, siendo que con cierta frecuencias las autoridades capturan en el aeropuerto de Cayena a las llamadas «mulas», personas que tiene como fin transportar sustancias ilícitas a Europa. Según las estimaciones del gobierno francés de ahí parte hasta el 30% de la cocaína que se consume en Francia.
Darmanin detalló que la prisión podrá albergar a 500 personas, tendrá un costo estimado de unos 450 millones de dólares, estará ubicada en un lugar aislado en pleno Amazonas, a siete kilómetros del centro de la comuna de Saint-Laurent du Maroni, en el noroeste de la Guayana Francesa.
Saint-Laurent du Maroni es conocido por ser el antiguo puerto de entrada a la infame colonia penal de la Isla del Diablo, escenario del célebre libro «Papillon» (Mariposa) del escritor francés Henri Charrière.
Dicho libro es una memoria de su vida como recluso en la Isla del Diablo, condenado a cadena perpetua por un asesinato que no cometió.
La jungla, la penuria y la brutalidad de la isla le complican su sueño de escapar, pero finalmente lo logra. La obra ha tenido dos versiones cinematográficas, la más conocida en 1973, que fue protagonizada por Steve McQueen y Dustin Hoffman.
Existen reportes que declaran que las condiciones de encarcelamiento en la Isla del Diablo eran extremadamente duras y había una alta tasa de mortalidad debido a maltratos sistemáticos, intentos de fuga y enfermedades.
Algunos investigadores como la experta en criminología de la Universidad de Mánchester, Marion Vannier, consideran que este nuevo proyecto supone una forma de brutalidad penal, pues los presos estarán en medio de un «desierto extremo», tanto geográfico como moral, y a miles de kilómetros de Francia metropolitana.
«El plan inicial era construir una prisión para solucionar el problema de sobrepoblación en la única prisión de Guayana Francesa y ahora el gobierno quiere enviar prisioneros peligrosos y narcotraficantes desde Francia metropolitana a Guayana», declaró Vannier a BBC Mundo.
«Esto simplemente no es una buena idea», añadió.
En 2017 durante el marco de acuerdos de Guayana, París presentó un proyecto de ciudad judicial para «mejorar el sistema de justicia en nuestros territorios de ultramar» y contribuir al descongestionamiento de la vieja prisión de Rémire-Montjoly, en un suburbio de Cayena.
Dicho centro penitenciario es el único en Guayana Francesa, y cuenta con la capacidad para 614 reclusos, pero actualmente alberga a 983.
La ira actual de muchos ciudadanos se debe a que el proyecto inicial no concebía un cuarte de alta seguridad ni mucho menos el traslado desde otros territorios franceses de narcotraficantes e islamistas.
Jean-Victor Castor, otro diputado de Guayana Francesa, también ha denunciado el anuncio que considera «inaceptable».
«Es un insulto a nuestra historia, una provocación política y un retroceso al colonialismo», afirmó en una carta abierta al primer ministro francés François Bayrou.
Castor añadió que el anuncio no toma en cuenta la historia ni la realidad del territorio de ultramar y forma parte de la «tradición despectiva, colonialista y autoritaria» de Francia.
Un lugar para los «indeseables» de la sociedad francesa
La Colectividad Territorial de Guyana (CTG), representada por una asamblea regional, también se opone al proyecto y lo catalogó como una «réplica de muy mal gusto» del antiguo «bagne» o colonia penal que funcionaba en Guayana Francesa hace poco más de un siglo.
La palabra «bagne» deriva del italiano «bagno», nombre que se le daba a los antiguos baños públicos de Constantinopla, los cuales fueron convertidos en prisión para esclavos tras la llegada de los otomanos en el siglo XV.
El «bagne» de Guayana Francesa formó parte de un sistema de relegación social que servía para condenar al ostracismo a todo aquel considerado como «indeseable» por la sociedad francesa.
En ese momento París alegaba que la medida le permitía a Francia metropolitana deshacerse de convictos y al mismo tiempo proporcionaba mano de obra barata a la colonia sudamericana y así contribuir a su desarrollo económico.
Con la abolición de la esclavitud en Francia, la mano de obra era escasa en sus colonias en América, sin embargo, historiadores aseguran que recibir a los prisioneros del imperio francés no trajo grandes beneficios económicos para el territorio sudamericano.
Violación de derechos humanos
Cabe mencionar que el proyecto no solo ha recibido críticas debido al oscuro pasado de Guayana Francesa como una «colonia penal», sino también desde una perspectiva de derechos humanos, Vannier afirma que la reubicación de reclusos en una zona tan remota plantea preocupaciones.
«El artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos protege el respeto a la vida privada y familiar. El Tribunal de Justicia europeo ya ha dictaminado que reubicar a los presos lejos de sus seres queridos, sin una justificación proporcionada, podría constituir una violación de la ley», señaló.
De igual forma, advirtió que la posible deportación de ciudadanos franceses desde Francia metropolitana a otros territorios lejanos les quitaría la oportunidad de ser reinsertados en la sociedad, además, asegura que el entorno sanitario «frágil» de Guayana Francesa agrava aún más la situación.
«Guayana es un territorio que se ve afectado regularmente por epidemias de dengue o chikunguña y carece de hospitales suficientemente equipados», afirma.
Vannier recuerda que el artículo 3 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (CEDH), prohíbe tratos inhumanos o degradantes, y esto incluye condiciones de detención sin una atención médica adecuada.
«Actualmente en Guayana Francesa es complicado tener acceso a una atención médica de calidad y el problema de la prisión es que por ahora no existe un hospital que pueda atender a los reclusos ante cualquier emergencia», explicó.
«Por eso preocupa cuáles serán las condiciones de salud y atención médica de los futuros prisioneros», concluyó.
Darmanin detalló que se espera que la prisión reciba a sus primeros reclusos en 2028. Al aislar a los presos en la selva amazónica, el ministerio de Justicia pretende poder separarlos definitivamente de sus redes criminales, pero la gran oposición por parte de los francoguayaneses puede acabar con su ambicioso plan.
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