A 30 años del fin de la dictadura, Chile podría cambiar su actual Constitución que, pese a sus múltiples enmiendas, tiene la carga de haber nacido en 1980 durante los años en que Pinochet permanecía en el poder
Chile – El 2020 llega para Chile con la expectativa de la que parece la inminente creación de una nueva Constitución que apague para siempre el fantasma de la dictadura del general Augusto Pinochet que se extendió de 1973 a 1990.
A 30 años del fin de la dictadura, Chile podría cambiar su actual Constitución que, pese a sus múltiples enmiendas, tiene la carga de haber nacido en 1980 durante los años en que Pinochet permanecía en el poder.
El primer paso para el establecimiento de una nueva Carta Magna es el plebiscito que se realizará el próximo 26 de abril donde los chilenos votarán para decidir si desean que se haga una nueva Constitución.
El plebiscito fue convocado por el presidente chileno, Sebastián Piñera, el pasado 23 de diciembre y fue el resultado más contundente de las manifestaciones que iniciaron en el país el 18 de octubre del año pasado.
Piñera anunció el plebiscito en medio de la promulgación de una reforma para cambiar la Constitución, que fue aprobada con amplio respaldo tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.
La reforma había sido avalada, antes de la promulgación de Piñera, en la Cámara de Representantes con 127 votos a favor, 18 en contra y cinco abstenciones. Mientras que en el Senado obtuvo el apoyo de 38 congresistas, ningún voto en contra y tres abstenciones.
La reforma, a su vez, había sido el resultado de un acuerdo que fue alcanzado por diversos partidos políticos, a mediados de noviembre, en respuesta a las manifestaciones que se vivieron de forma intensa en Chile a finales de octubre del año pasado donde fallecieron al menos 26 personas, según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
“La Constitución es el gran marco de unidad que da certeza, que da estabilidad, que da seguridad al devenir de los pueblos”, sostuvo el mandatario chileno durante la promulgación de la reforma.
Mauricio Jaramillo, investigador de la Universidad del Rosario de Colombia y exasesor de la Unasur, indicó que la consulta en Chile es un “catalizador” de las inéditas manifestaciones que se desarrollaron en el país desde el restablecimiento de la democracia.
“Se terminaría por completar una transición inconclusa para ir acabando con el legado de Pinochet”, sostuvo Jaramillo a la Agencia Anadolu.
El investigador indicó que en Chile, con el plebiscito, se tendrá en 2020 un regreso a la normalidad de sus instituciones luego de las protestas de 2019. Afirmó, además, que Piñera tiene el reto de recuperar su margen de gobernabilidad que calificó como “seriamente comprometido” después de las manifestaciones.
Los chilenos lograron en 2019 presionar a las instituciones de su país para cambiar la Constitución con unas protestas cuyo detonante fue la subida a las tarifas del servicio de transporte del metro de Santiago de Chile.
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Pronto, el inconformismo por la subida de las tarifas se transformó en una movilización sin precedentes desde el fin de la dictadura donde los chilenos se movilizaron en contra del alto costo de vida, los precios de la educación y de los medicamentos, la desigualdad en los ingresos y las bajas pensionales.
El gobierno suspendió el alza a las tarifas del metro en respuesta a las manifestaciones, pero declaró por primera el estado de emergencia ante una movilización social.
La medida no tenía precedentes en tiempos de democracia en Chile y vino acompañada de sucesivos toques de queda y la presencia de tanques de guerra en las calles de las principales ciudades del país. La escena trajo a la mente los recuerdos de los tiempos más represivos durante la era de Pinochet.
Piñera argumentó que la Constitución le permitía responder a las manifestaciones con militares en las calles, amparados en la declaración del estado de emergencia. Por eso el cambio de la Carta Magna se convirtió en el principal reclamo de los chilenos. Su petición podría reflejarse en este 2020.
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