La consulta en el plebiscito puede poner fin a la Carta Magna del pinochetismo o entrampar al Gobierno de Boric en un complejo revés.
Más de 15 millones de chilenos asisten este domingo a votar en el denominado plebiscito de salida para decidir si aprueban o rechazan el proyecto de Constitución, que fue elaborado en el último año por una convención de 154 miembros electos por votación popular.
La pregunta que los votantes encontrarán en la papeleta es: «¿Aprueba usted el texto de Nueva Constitución propuesto por la Convención Constitucional?». Si la mayoría vota por darle luz verde al texto, concluirá así el ciclo de la Carta Magna vigente, que fue redactada en 1980, durante la dictadura de Augusto Pinochet.
De ganar la opción del ‘Rechazo’, el presidente de Chile, Gabriel Boric, reveló que su Gobierno impulsará otro proceso constituyente a partir de cero, incluida la elección de 155 convencionales.
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Sin embargo, la derecha y la ultraderecha –principales promotoras del ‘Rechazo’– han planteado que, de ganar su opción, se mantenga la Constitución de Pinochet pero con algunos ajustes o se designe a un «comité de expertos» para que elabore un nuevo texto.
Cuándo, cómo y dónde votar en el plebiscito
Las urnas abrirán a partir de las 8:00 de la mañana y cerrarán a las 6:00 de la tarde del domingo, no obstante, los centro permanecerán abiertos si todavía hay gente en las filas al momento que finalice la jornada. El requisito obligatorio para sufragar es tener la cédula o el pasaporte vigente.
Del mismo modo, los ciudadanos que tengan documentos vencidos desde el 2019 podrán acudir a ejercer su derecho al voto. Con miras a que la participación sea masiva, el Gobierno recalcó esta semana que quienes se abstengan podrían ser multados con hasta 180.000 pesos (equivalente a unos 200,70 dólares), ya que esta elección es de carácter obligatorio.
En esta ocasión, gracias a la Ley N°21.385, la ciudadanía podrá votar cerca de su domicilio, por lo que la ubicación de algunas de las mesas y centros electorales podrían cambiar. Los chilenos podrán consultar el sitio que les toca a través del sitio web del Servicio Electoral de Chile (Servel).
El Metro De Santiago, así como los servicios de EFE (la red que conecta a La Calera con Puerto Montt) y Biotren ofrecerán transporte gratuito durante toda la jornada.
Los resultados se definirán por mayoría simple y, una vez que cierren todas las mesas de votación, el Servel estará a cargo de los boletines, que se difundirán el mismo día. No obstante, el escrutinio final será responsabilidad del Tribunal Calificador de Elecciones, que deberá divulgarlo dentro
Campaña y polarización
La polarización y el clima de tensiones fue creciendo en las últimas semanas en torno al texto que se someterá a consulta y que, por primera vez, contempla el reconocimiento de los derechos de las mujeres, plantea la existencia de un Estado plurinacional y le otorga un lugar preponderante a la ecología.
Los adherentes de las dos opciones en disputa protagonizaron una dura campaña que estuvo signada por manifestaciones, debates públicos, ‘fake news’ y posiciones ambiguas por parte del presidente chileno, Gabriel Boric, quien dejó entrever que había un «plan B» en caso de que el ‘Apruebo’ no obtenga la mayoría.
El clima de confrontación era de esperarse, ya que la consulta es el resultado directo del llamado ‘estallido social’ de 2019, que derivó en protestas contra el anterior Gobierno de Sebastián Piñera, la solicitud de una nueva Constitución, la elección de una convención –conformada por una mayoría de independientes y progresistas– y el mismo triunfo del actual presidente.
Pero a pesar de los consecutivos logros electorales y políticos de la izquierda en Chile desde 2019, el Gobierno de Boric se prepara para afrontar dos escenarios posibles: el primero, si gana el apruebo, es que haya modificaciones en el texto sometido a consulta. Si, por el contrario, se impone el ‘rechazo’, su apuesta es convocar otra convención constituyente para elaborar una nueva propuesta.
Para plantear ese segundo escenario, el presidente insiste en el hecho de que la sociedad chilena quiere una nueva Constitución, ya que esta fue la opción que eligió el 78 % de los ciudadanos en el ‘plebiscito de entrada’ que se realizó el 25 de octubre del 2020.
El jueves, los promotores del ‘Apruebo’ y ‘Rechazo’ cerraron sus campañas con actos masivos en Santiago, epicentro político del país. Los de la primera opción se congregaron en la intersección de la avenida Santa Rosa y Alameda, donde se montó un escenario.
Mientras que los detractores de la propuesta de nueva constitución se reunieron en el Anfiteatro Pablo Neruda del Parque Metropolitano, lugar al que llegaron ondeando banderas chilenas.
Por que los temores
En la consulta, los chilenos aprobarán o rechazarán la propuesta de carta magna que redactó por un año una Convención Constitucional electa con un 50% de mujeres, escaños indígenas y una mayoría independiente de los partidos tradicionales.
El texto propone cambios sustanciales al modelo político y económico que generó un prolongado período de crecimiento y estabilidad en el país sudamericano, así como marcadas inequidades en educación, salud o pensiones.
Si bien un 80% de los votantes aprobó cambiar la Constitución en 2020, dos años más tarde y a pocos días del plebiscito de salida, la mayoría de las encuestas en Chile presagia un triunfo del rechazo, mientras las señales políticas de los últimos días reflejan incertidumbre ante el resultado electoral.
1. El texto constitucional
«Nosotras y nosotros, el pueblo de Chile, conformado por diversas naciones, nos otorgamos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático».
Esa es la primera línea de la Constitución propuesta.

También reconoce los sistemas jurídicos indígenas, «coordinados en plano de igualdad con el Sistema Nacional de Justicia», e incorpora el consentimiento previo de pueblos y naciones indígenas en materias o asuntos que afecten sus derechos.
Los distintos grupos por el rechazo han puesto muy sobre la mesa la discusión sobre el tema, atribuyendo a la plurinacionalidad la división del país o la creación de un grupo privilegiado, que serían los pueblos originarios
En casos como el derecho a la vivienda «digna y adecuada», quienes impulsan el rechazo consideran que no se salvaguarda de forma explícita que ella debe ser también «propia».
Desde su publicación, la propuesta sigue siendo uno de los textos más vendidos en el país. Aun así, analiza el académico chileno Marco Moreno, de la Universidad Central, parte del voto no se decide en el contenido del documento, sino en su interpretación. Y las interpretaciones pueden ser totalmente disímiles.
«En televisión tienes a panelistas que leen un mismo texto y lo interpretan de forma distinta… Este momento interpretativo está cruzado por las emociones, que se usan más que nunca en comunicación política. Y las emociones, más que procesos racionales, generan estos plebiscitos emocionales, donde los sentimientos llevan a tomar decisiones», plantean los estudiosos
2. El desempeño de la Convención
La Convención Constitucional sesionó durante un año y se disolvió de forma definitiva en julio pasado, tras entregar su propuesta.
Aunque regulada y definida en el Congreso, representó una instancia inédita en la historia política chilena. En su conformación tras una votación en 2021, la ciudadanía optó mayoritariamente por convencionales independientes, alejados de la élite política tradicional.
«La Convención se eligió con un sistema electoral distinto al que tendemos usar en la elección de cuerpos colegiados. Incluyó paridad, escaños reservados, independientes. El problema no es el texto, es que la deliberación estuvo alejada de la política tradicional chilena», sostiene Pamela Figueroa.
En opinión de la académica, a días del plebiscito, la política tradicional a favor del apruebo intenta acortar esa distancia.
«Una vez que se cerró el proceso de la Convención, la política regular entra a opinar. Y para hacerse parte de ese debate, también aporta, recibiendo a través de distintos canales los diferentes puntos del texto que se podrían mejorar. Esa política más regular, de partidos con representación en el Congreso, se apropia del texto al proponer reformas», dice Figueroa.
La Convención, que abordó un trabajo de gran complejidad y entregó el texto en el tiempo y las condiciones acordadas, enfrentó sin embargo varias controversias y dificultades para comunicar adecuadamente su trabajo.
La elección de independientes, la paridad y los escaños reservados le dieron una fisonomía distinta a la que tienen las instancias de poder tradicionales en el país.
La Convención tuvo un rostro ciudadano, pero un apoyo muy acotado entre los sectores de la élite política.
Los partidos de centro y derecha contaron con un número muy pequeño de representantes y sus posibilidades de incidir fueron muy bajas. Eso complejizó las formas de negociar y llegar a acuerdo, generando varias veces un áspero debate.
Fue en la Convención donde, por primera vez en la historia de Chile, una mujer mapuche, la académica Elisa Loncón, ejerció un cargo de alta responsabilidad política y simbólica en el país.
Moreno precisa que, en las encuestas que se realizaron hasta junio, la gente a favor de rechazar no se refiere tanto al texto como al proceso de la Convención.
3. El papel del gobierno
En noviembre de 2019, cuando todavía era diputado, Gabriel Boric fue uno de los 11 firmantes del«Acuerdo por la paz y la nueva Constitución» que, de madrugada y en medio de una ola de manifestaciones sociales, abrió paso a la redacción de una nueva carta magna.
Casi tres años más tarde, y como presidente, Boric recibió la propuesta constitucional.
Este septiembre y bajo su gobierno se definirá el futuro inmediato del proceso que, según los acuerdos firmados entre los partidos de gobierno y dentro de la oposición, seguirá adelante cualquiera que sea el resultado del plebiscito.

Desde antes de asumir, el gobierno ató el resultado de su gestión al plebiscito: fue un error constitucionalizar su gestión en estos meses, porque aparece un efecto de asociación. La gente vincula al gobierno con el resultado del plebiscito», apunta.
«Aparece lo que técnicamente llamamos ‘voto relacional’: yo evalúo al gobierno en función del contexto de lo que pasa a mi alrededor. Y el 4 de septiembre, mucha gente va a ir a evaluar al gobierno», plantea el académico.
Carmen Le Foulon sostiene que la ciudadanía asocia fuertemente al gobierno con el apruebo.
«Esto abre una complejidad porque la aprobación del gobierno se ha mantenido en niveles relativamente bajos, por lo tanto no parece ser un factor que ayude al apruebo…», opina.
4. El cambio
«Chile necesita cambios» era la principal de las menciones entre las personas que votarían apruebo en el plebiscito, según la encuesta nacional realizada entre abril y mayo de 2022 por el Centro de Estudios Públicos.
En segundo lugar, con casi 40% se mencionaban temas asociados a los derechos sociales y la justicia social.

«Lo que vemos en estrategia de comunicación política en la franja es despertar emociones. El apruebo apela a la esperanza. El rechazo apela a la incertidumbre, el miedo. Las campañas simplifican. Y eso nos lleva a un escenario que estará fuertemente afectado por las emociones y los sentimientos», dice Moreno.
«La pregunta del cambio era muy concreta: quiere cambiar o no. Hoy, la pregunta es distinta… Al haber tanta interpretación, con poca claridad sobre el futuro, en un ambiente además muy tóxico por noticias falsas, las personas no tienen claridad para ver qué es cierto y qué no. Las personas van a votar con el corazón, con el estómago, asegura.
«Creo que hay un cansancio. Hay un agotamiento tras la pandemia, el conflicto social, las distintas elecciones y pensar que faltan años para una estabilidad puede ser muy agotador, muy frustrante», dice.
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