No cuesta mucho imaginarse a Bukele tarareando: El amor y el interés se fueron al campo un día y mas pudo el interés que el amor que te tenía
Apurado por la crisis energética global, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha reconocido las dificultades que enfrenta su país en la búsqueda de soluciones para el abastecimiento de petróleo.
En un reciente video difundido a través de redes sociales, Bukele expresó: «Si Estados Unidos, siendo el país más poderoso del mundo, ha tenido que ir a Venezuela a pedir petróleo, imagínense nosotros». Estas declaraciones resaltan la complejidad del panorama energético que afecta a naciones con menos margen de maniobra como El Salvador.
El mandatario salvadoreño admitió que la creciente escalada en los precios del petróleo y la falta de alternativas viables podrían llevar a su Gobierno a considerar suministros provenientes de países como Venezuela. «Le llamamos nosotros a Arabia Saudita para que suba la producción. Obviamente, nos toca comprar el petróleo al precio que esté en el mercado», indicó Bukele, quien enfatizó que la situación obliga a su administración a enfrentar costos cada vez más altos.
Bukele también subrayó que no solo países pequeños como El Salvador están lidiando con este desafío, sino que potencias como Estados Unidos y Europa también han encontrado obstáculos para persuadir a los países de la OPEP para aumentar la producción. Esta realidad pone de manifiesto la magnitud de la crisis energética global.
Cabe recordar que Bukele ha mantenido una postura crítica hacia el Gobierno de Nicolás Maduro desde el inicio de su mandato, alineándose con sectores internacionales que buscan desestabilizar al gobierno venezolano. Rompió relaciones diplomáticas con Venezuela en 2019 y reconoció a Juan Guaidó como presidente interino.
Esta postura ha llevado a Bukele a utilizar foros internacionales y redes sociales para criticar abiertamente al Gobierno bolivariano, lo que ha generado tensiones en las relaciones entre ambos países. La situación actual plantea interrogantes sobre cómo El Salvador podrá manejar sus necesidades energéticas sin comprometer su política exterior.
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