Una incursión de un sicario en el barrio San Roque al suroriente de Barranquilla, Colombia, se cobró la vida de un venezolano y dejó a dos personas gravemente heridas. Las víctimas estaban a las afueras de un billar, cuando fueron sorprendidas por el ataque armado.
Eran las 10:10 de la noche aproximadamente, del miércoles 3, cuando en las afueras del billar «Yalú», se encontraban varias personas reunidas tomando café y de forma inesperada, un sujeto a pie que vestía una chaqueta negra, pasa junto al grupo y sin mediar palabras saca un revólver y arremete contra quienes estaban allí, para posteriormente huir del lugar corriendo.
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Venezolano asesinado
Las cámaras de seguridad del local lograron captar la trágica escena del asesinato de Wendry José Rodríguez Torres, venezolano de 32 años de edad, quien trabajaba como vigilante informal del referido establecimiento. Se supo que ese era su primer día de trabajo y dejó un niño de tres meses de nacido.
Su esposa, Yerlis Sánchez, manifestó en el hospital a medios locales que «él se encontraba en su primer día de trabajo, estaba en horas labnorales» y añadió que «vino a buscar un futuro mejor en Colombia».
Del ataque sicarial resultaron heridos Rafael Guillermo Morán García, taxista; y Hugo Armando Ruiz González, conductor de un camión, quien recibió un tiro en el muslo derecho momento en que tomaba café. Ambos de 53 años de edad.
Los hombres heridos fueron trasladados al Hospital General de Barranquilla, donde médicos en turno confirmaron el deceso del vigilante por un disparo en la cabeza.
Por este nuevo ataque sicarial, agentes de la Sijín de la Policía Metropolitana de Barranquilla, desplegaron un operativo y se encuentran en las investigaciones para dar con los móviles y captura de los autores del hecho.
Se supo que el pasado domingo 24 de octubre un repartidor también fue baleado en ese mismo punto por un sicario.
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Momento en el que asesinan al venezolano
Asesinato por vacunas
Varias personas que frecuentan la zona aseguraron que todo obedecería al no pago de una extorsión a bandas criminales que operan en la zona. Por temor, los testigos no se atreven a mencionar el nombre exacto de la banda, solo dicen: «Son los de siempre».
Asimismo, sostuvo que muchas de las personas propietarias de negocios no denuncian y también se rehúsan a pagar las extorsiones. «La economía no está para pagar extorsiones, la gente se cansa de andar dándoles dinero a los hampones y eso es lo que pasa, los matan».
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