Nancy realizó una labor social que se extendió más allá de su período como primera dama
Foto: Agencias
EE UU — Nancy Reagan, esposa y compañera inseparable del expresidente de EE UU, Ronald Reagan, hasta su muerte en 2004, falleció ayer a los 94 años, con lo que desaparece una figura fundamental de la historia reciente de la nación norteamericana.
La fundación Reagan confirmó la noticia y dijo que el fallecimiento de la exprimera dama se produjo en su residencia de Los Ángeles (California) y se debió a un fallo cardíaco.
Nancy, cuyo nombre de soltera era Anne Frances Robbins, se casó en 1952 con el presidente Ronald Reagan, quien era actor, como ella, y fue la primera dama del país entre 1981 y 1989, una época en la que se convirtió en una figura pública de primer orden, dando un especial protagonismo a ese puesto.
«Nuestra antigua primera dama redefinió ese papel durante su tiempo aquí», aseguraron el presidente de EE UU, Barack Obama, y su esposa Michelle en un comunicado tras anunciarse su muerte.
Labor
Pese a sus continuas peticiones a los presidentes que sucedieron a Reagan, no fue hasta el primer mandato presidencial de Obama que se levantaron en EE UU las restricciones a la financiación pública de las investigaciones con células madre.
El exjefe de seguridad de la Casa Blanca en el período de Reagan, Ken Duberstein, aseguró que la finada aportó un sentido de clase, dignidad y elegancia a la casa oficial que todo el mundo admiró.
En una entrevista ofrecida en 1998 a la revista Vanity Fair, Nancy aseguró que su vida «comenzó» cuando conoció a Ronald.
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