Después de una larga y ardua campaña de QUÉ PASA en contra de la fuga «licita» de divisas del territorio venezolano y que posteriormente, retornaban para engrosar el mercado paralelo y miserable, el Gobierno venezolano en conjunto con el gobierno colombiano decidieron ponerle el cascabel al gato y subsanar por completo, esa herida de muerte que le causaba un buen número de extranjeros a nuestra nación.
En una reunión que sostuvieron en días pasados el ministro de Relaciones Exteriores, Elías Jaua, junto con la canciller de Colombia, María Ángela Holguín, y tras firmar un memorando de entendimiento, se precisó que el envío de remesas familiares hacia el vecino país ya no se realizaría en dólares sino en pesos colombianos, detallando que la próxima semana las autoridades de los bancos centrales de cada país sostendrán una reunión al respecto.
La Gaceta Extraordinaria N° 6.124, que circuló el lunes 10 de febrero de 2014, señala la suspensión de todos aquellos trámites para la autorización de adquisición de divisas destinadas a operaciones de remesas a familiares residenciados en la República de Colombia, así como también puede observarse en el portal web del Centro Nacional de Comercio Exterior
Esto quiere decir que a partir de la publicación de esta resolución dictada por el Ministerio para Economía, Finanzas y Banca Pública, los operadores cambiarios autorizados no podrán tramitar solicitudes, ni actualizar documentos para la aprobación de remesas que tengan como beneficiarios personas residentes en el vecino país.
Una medida que, sin duda, es aplaudida por muchos y criticada por otros, que se defienden diciendo que la misma traerá perjuicio a cientos, quizás miles, de beneficiados en el hermano país.
Sin embargo, la pregunta obligada y que todos se hacen, es por qué el Estado venezolano tiene que financiar el envío de remesas a familiares en el extranjero, sobre todo en dólares americanos y con un monto tan elevado (900 USD) como lo establecía la derogada providencia 096° en su artículo 10°, detallando hasta 300 USD por beneficiario, y que actualmente según providencia 123° publicada en Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.122 del 24 de enero de 2014, establece que el monto máximo permitido a remesar es de 500 USD, es decir, 166.67 USD por beneficiario, en vez de hacerlo sustentado en el salario mínimo del mencionado país, realizando los cálculos por hogar y no por persona, como se hace actualmente.
Estas afirmaciones tienden a penetrar en la mente de los venezolanos, que no usando el beneficio de las remesas consideran injusto que un extranjero, bien sea, colombiano, peruano o de cualquier nacionalidad, tenga acceso anualmente a un monto de 6 mil USD, lo que se traduce en el cien por ciento más, de lo que el Estado venezolano le autoriza a utilizar a cualquier venezolano por nacimiento a utilizar en sus viajes anualmente, 3.000 USD.
Cifras aportadas por el Gobierno
Según circuló en Gaceta Oficial el pasado 24 de enero, se conoció que hasta un máximo de 500 dólares fue el monto establecido en remesas para los venezolanos con familiares residentes en el exterior, esto significó una reducción del 44% del monto mensual, luego que en 2009 se estableciera un tope máximo de 900 dólares, distribuidos entre sus familiares en $300 para cada uno.
El vicepresidente para el Área Económica, Rafael Ramírez ratificó el mes pasado que a través de las remesas se fuga la mayor cantidad de divisas. Solo el año pasado fueron asignados 1.607 millones de dólares, indicaron las autoridades.
Pronunciamientos
El embajador de Colombia en Venezuela, Luis Eladio Pérez Bonilla, en declaraciones, aseguró que respalda la revisión del procedimiento de entrega de remesas familiares a Colombia que tiene planteado aplicar el Gobierno nacional porque, según dijo, «eran elevados los índices de corrupción»
Detalló Pérez Bonilla en entrevista a un medio televisivo, que no serán «cómplices» de estos hechos ilícitos y explicó que los colombianos, residentes en las comunidades populares de Venezuela, hicieron de este beneficio del Gobierno un lucrativo negocio, pues vendían sus cupos de remesas a otras personas, quienes «manejaban hasta 600 carpetas de Cadivi con cupos diferentes y los ingresos eran millonarios».
Lamentó que estas divisas que «realmente beneficiaban» a algunas personas sean suspendidas, pero reconoce que «urgía tomar medidas», debido a que «se convirtió en un negocio para muchos».
Por otra parte, en esa misma reunión sostenida con la canciller de Colombia, María Ángela Holguín, Elías Jaua comentó que mediante acciones legales combatirán el denominado «raspado de tarjetas» en el vecino país, por lo que se activará un mecanismo entre ambos países para revisar las operaciones cambiarias no autorizadas en Colombia, y refirió que quienes incurran en el delito tanto los venezolanos que van a raspar y no adquieren ningún bien en particular, como los colombianos que hacen esta práctica sin estar debidamente autorizados, serán puestos a las órdenes de la ley. En el caso de los venezolanos, se ha estudiado que la medida contemple hasta 14 años de cárcel. ¿Será que sí agarrarán al primero?
Para completar la historia, muchos han sido los colombianos que se han pronunciado en contra de las declaraciones de su canciller, pues consideran poco serio y reprochable de su parte, atender el llamado del Gobierno venezolano, pues sienten que va en contra y agrede los intereses de sus coterráneos.
La nueva modalidad
Si bien es cierto que los gobiernos de ambos países están planteando una solución a la fuga de divisas del Estado venezolano, ya hay personas de igual forma buscando darle la vuelta a los llamados giros. La conversión monetaria de pesos a bolívares en Venezuela está presentando una distorsión en esa paridad cambiaria, pues se ha creado un mercado negro en la venta de los pesos, que pone la moneda venezolana por el suelo, eso afectando sin duda alguna la economía de nuestra nación.
Al momento de redactar este artículo, se estimaba que un millón de pesos en el mercado paralelo se convierten en 33 millones de bolívares, esto quiere decir que el Gobierno de Venezuela debe prestar especial atención en la manera cómo se hará ese envío de remesas y la cantidad que se le asignará a cada beneficiario, pues si bien es muy cierto que los dólares retornaban para inundar el mercado paralelo, esos pesos sin duda alguna retornarán a suelo venezolano para convertirse de nuevo en bolívares y así continuar interfiriendo en la economía local.
Prueba de ello, es que con solo hacer un recorrido por la Terminal de Pasajeros de Maracaibo, el centro comercial Galerías o Plaza Lago, usted puede apreciar con total naturalidad carteles de: «se compran pesos», y ver a los interesados hacer sus transacciones financieras sin las limitaciones que establecen las leyes venezolanas relacionadas al valor real de la moneda de otro país.
Trampa detectada
El sistema monetario y cambiario establecido por el Banco Central de Venezuela establece que el cambio oficial para adquirir la moneda colombiana o peso es de 0.031 Bs. por peso, es decir, que si usted necesita comprar cien mil pesos, solo tiene que invertir tres mil cien bolívares, lo que significa, que girar esos cien mil pesos a Colombia y luego retornar a Venezuela, eso se convertiría en treinta y tres mil bolívares, veamos este ejemplo: ( 100.000 pesos x 0.031 Bs. —cambio oficial— = 3.100 Bs., esta sería la inversión inicial; al ser vendidos esos pesos en el mercado cambiario paralelo, se convertirán en: 100.000 pesos x 0.33 Bs. —cambio paralelo— = 33.000 Bs., estableciendo un margen de ganancia de 30.000 Bs. por cada 100.000 pesos).
La trampa está a la vista y ha sido detectada, por eso no hay reacciones contundentes de los colombianos en cuanto al cambio de la modalidad para el envío de las remesas al vecino país, razón por lo cual esta medida debe ser estudiada minuciosamente para defender los intereses de la nación.
Evidentemente, esta nueva medida establecida pudiera resultar hasta más ventajosa para el ciudadano colombiano que busca estafar a la nación, porque comprar pesos a la tasa establecida por el BCV es muchísimo más barato, que hacerlo comprando el dólar a tasa Sicad, por lo que traerlos a Venezuela y revenderlos en el mercado paralelo de las divisas a un costo muy superior al que fue adquirido, le permitirá a los vividores de oficio seguir engordando sus cuentas bancarias, captar incautos y estafar a la nación que día tras día le brinda muchas oportunidades de vida: Venezuela.
Fotos: Agencias
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