«Fue un día que mucha gente nunca pensó que llegaría». Ugueth Urbina tiene razón, pocos hubieran podido imaginarlo lanzando en el béisbol profesional luego de más de siete años de ausencia. De allí la emoción que se vivió en todo el Estadio Universitario de Caracas, expresada no solo por los fanáticos de los Leones, sino por los propios jugadores.
Todos estaban contentos y asombrados de ver a Urbina de nuevo en una lomita, pero hubo dos personas que se alegraron más que el resto, después de todo, estaban viendo a su pana de toda la vida regresar al lugar donde hicieron su primer contacto y entablaron amistad, un campo de béisbol, por supuesto. Cuando Ugueth sacó el último out de su inning de labor el miércoles, Wilfredo Romero y Darwin Cubillán fueron los primeros en abrazarlo.
«Nosotros somos amigos y hermanos desde niños», recordó Romero, que conoció a Urbina en sus días de pelota infantil. «Para mí fue un orgullo tener la oportunidad estar en el dugout el día de su regreso, después de tantas cosas. Fue una experiencia única», expresó.
Ejemplo
Para Ugueth, Wilfredo es un amigo, porque no lo abandonó en las malas. «Wilfredo y yo somos amigos desde hace más de 30 años. Como él muchas personas estaban felices porque tenían ganas de verme lanzar. Él me dio apoyo toda la vida», comentó el serpentinero, que actuó por once temporadas en las mayores.
Cubillán por su parte, dice que conoció a Urbina hace mucho, «como hace 20 años», comentó, pero se hizo pana del derecho en 2001, cuando subió a las Grandes Ligas con los Expos de Montreal, mismo equipo en el que el caraqueño ya estaba consolidado.
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