Niños israelíes y palestinos se calzaron los botines

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3 de septiembre, 2014 - 12:00 pm
Redacción Diario Qué Pasa

 

Foto: AFP

Tras 50 días de guerra en la Franja de Gaza, regresa el colegio y el fútbol. En el kibutz Dorot, próximo al enclave palestino, ochenta niños de entre seis y 16 años, venidos de Israel y del sur de Cisjordania, intentan, entre pases y goles, olvidar el conflicto.

«Es genial volver aquí tras dos semanas encerrados en casa sin salir para desahogarse un poco», se alegra Ofir, de 11 años y originario de Sderot (sur de Israel), una ciudad expuesta al diluvio de cohetes lanzados desde la Franja de Gaza. Los jóvenes futbolistas no se han visto desde el inicio de la guerra en Gaza, que dejó más de 2.140 palestinos muertos, en su mayoría civiles, y 71 muertos del lado israelí, principalmente soldados.

Para llegar al terreno de juego, los niños palestinos tuvieron que pasar por un puesto de control, donde el ejército israelí los cacheó. Para algunos, fue su primera vez. Tras tres horas de carretera, ya sobre el terreno de juego, los niños procedentes de Cisjordania esconden sus molestias y, sentados en línea, esperan las indicaciones de su entrenador. «Me gusta cuando jugamos juntos. Espero que un día llegará la paz entre judíos y árabes, y entonces ya no habrá guerra ni muertos», declara solemnemente Kusay, de 11 años.

«Cómo jugar juntos, cómo vivir juntos»

La Fundación por la Paz organiza este encuentro, al que asistió su presidente, el exjefe de Estado israelí Shimon Peres, en una de las pocas apariciones públicas desde el final de su mandato en julio. «No jugáis los unos contra los otros, sino juntos. Mostradnos, vosotros la generación de mañana, cómo jugar juntos, cómo vivir juntos, ya que sois los niños de la paz, los niños que prefirieron el juego a la violencia», dijo Peres con el balón en la mano antes de dar el saque de honor.

Este proyecto educativo de promoción de la paz mediante el deporte vio la luz del día hace 12 años con un encuentro entre palestinos de Jerusalén Este y niños de barrios desfavorecidos de Israel. El proyecto se extendió a continuación a una quincena de escuelas de ambos lados del muro construido por Israel entre su territorio y la Cisjordania ocupada.

El actual inicio de temporada del programa, sin embargo, no es como los otros. Los niños israelíes pasaron el verano bajo los cohetes lanzados desde Gaza, mientras que sus compañeros palestinos de Cisjordania vivían al ritmo de patrullas del ejército israelí, detenciones y enfrentamientos. Pero, en el campo, los jóvenes futbolistas olvidan todo. Gritan, se desahogan, se interpelan en una lengua desconocida para el otro, se hablan con las manos y se golpean en la espalda. Entre pases y goles, exorcizan un conflicto que esperan no ver ya cuando sean adultos.

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