Foto: Agencias
El cubano Orestes «Minnie» Miñoso tuvo un mayor impacto en los Medias Blancas, que varios jugadores de los Yankees de 1951. Entre los cuales se encontraba el infielder Gil McDougald fue una pieza invaluable de los Bombarderos del Bronx, el jugador del cuadro se llevó el premio al Novato del Año del Joven Circuito sobre el cubano. Minnie hubiese compartido el reconocimiento si hubiera recibido uno de los 13 votos de McDougald. Pero no ocurrió así. Aquel siempre ha sido el resultado al momento de medir a Miñoso históricamente —apenas a un paso de unirse a los inmortales. Con su historial en una carrera en la que jugó más béisbol que casi cualquiera— tuvo largas estadías en Cuba, las Ligas Negras, la Liga de la Costa del Pacífico, la Liga Americana y la Liga Mexicana y su puesto como uno de los pioneros entre los peloteros latinoamericanos, es inexplicable no ver a Miñoso entre los exaltados en Cooperstown.
Ha vivido con gran alegría pese a esta tristeza, que ha aumentado mientras se acerca a los 90 años de edad. «Es un hombre que emite felicidad», manifestó el dueño de los Medias Blancas, Jerry Reinsdorf. Debido a que creció en La Habana perdiendo al menos cinco temporadas en su apogeo por varias circunstancias.
El lanzador Bill James ha calificado a Miñoso como uno de los 10 mejores jardineros izquierdos de todos los tiempos, en parte porque tuvo un gran desempeño con el guante después de que se acopló en dicha posición. En la ofensiva fue un jugador con velocidad y poder que bateó sobre los .300 en ocho de sus primeras 10 campañas, impulsó 100 carreras cuatro veces y se robó 205 bases a pesar de sufrir varias lesiones. Se ha quedado corto de ser inmortalizado por ya casi 30 años, de la misma manera en que se quedó corto en las votaciones para el Novato del Año en 1951.
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