¿Dura o justa sanción a Suárez?

Foto: Agencias

La novela suscitada con la suspensión del uruguayo Luis Suárez por nueve partidos internacionales y cuatro meses fuera de las canchas de fútbol promete ser el tema deportivo en los próximos días, incluso por encima de la definición de la Copa del Mundo en Brasil.

Desde lo deportivo, incluso lo educativo, hasta lo religioso, medios de comunicación, hinchas, dirigentes, jugadores, entrenadores y todo aquel que disfrute del deporte rey opinan sobre el caso y toman parte sobre la decisión del máximo ente rector del balompié mundial, la Fifa: ¿fue dura o justa la sanción a Suárez?

Más allá de las especulaciones y de todo lo que se pueda decir en torno al caso, hay que analizar dos puntos claves para la toma de esta decisión: el hecho se dio en un Mundial de Fútbol, el evento deportivo más visto por televisión (el mordisco generó dos millones de comentarios en la red social Twitter) y la reincidencia en el caso, ya que Suárez ha pasado por este bochornoso acto en dos ocasiones anteriores.

Mal ejemplo

La Fifa repudió el hecho por ser un mal ejemplo «cuando millones de personas ven a las estrellas en el terreno de juego». Y hasta cierto punto, el ente tiene la razón al referirse a que ante la mirada de niños y jóvenes que se están creando por el camino del respeto y los buenos valores, una actitud así atenta contra su formación.

Árbol que nace torcido…

En el 2010, el atacante uruguayo fue suspendido con siete partidos de la liga holandesa por morder al mediocampista Otman Bakkal, cuando disputaba un partido con el equipo del Ajax. Tres años después, y ya en las filas del Liverpool inglés, a Suárez se le fueron los papeles en el derbi frente al Chelsea y dejó sus dientes marcados en el brazo del defensor Branislav Ivanovic, siendo sancionado con 10 encuentros en la Liga Premier. El pasado martes, con la selección «charrúa» enfrentándose a Italia, el 9 uruguayo propinó otro mordisco al defensor Giorgio Chiellini cuando buscaban un centro en el área.

Mano dura

Ante todo lo anteriormente mencionado, la Fifa mandó a casa a Suárez y dejó una baja sensible a la selección sudamericana. Pero a pesar de todo este contexto y de otros altercados en su carrera, la sanción parece un poco exagerada desde el punto de vista que se vea.

El hecho de que no pueda entrar a ninguna cancha de fútbol durante cuatro meses, ni siquiera para entrenarse u observar un partido, además de apartarlo de la concentración, alejándolo de sus compañeros de juego, parece una acción desmedida por parte de la organización.

Si bien no es la primera vez que lo hace y a pesar de las suspensiones no ha cambiado de actitud, creo que apartarlo de su lugar de trabajo le niega uno de los principales derechos del ser humano.

Aunque repudio la acción desde todos los sentidos, la Fifa debería reconsiderar la decisión y sancionar de manera ejemplar, pero sin agravar la salud del jugador y de su entorno.