Ante los casi 90.000 espectadores del estadio Rose Bowl de Los Ángeles, el PSG despejó las dudas sobre su frescura mental y física tras una temporada exitosa, sometiendo al Atleti a una presión constante
El Paris Saint-Germain (PSG) sigue en lo suyo. Dos semanas después de ganar la primera Champions de su historia con un histórico 5-0 al Inter de Milán, el equipo francés goleó 4-0 al Atlético de Madrid en el primer plato fuerte del Mundial de Clubes en Estados Unidos.
Los hombres de Luis Enrique se impusieron con tantos del español Fabián Ruiz, el portugués Vitinha, el francés Senny Mayulu y el surcoreano Lee Kang-in.
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Ante los casi 90.000 espectadores del estadio Rose Bowl de Los Ángeles, el PSG despejó las dudas sobre su frescura mental y física tras una temporada exitosa, sometiendo al Atleti a una presión constante.
El equipo del argentino Diego Simeone se vino abajo después de que Vitinha hiciera el 2-0 en el tiempo de descuento de la primera parte y apenas creó ocasiones.
En Los Ángeles, sacudida por las protestas contra las redadas migratorias de Donald Trump, el campeón de Europa dio un gran paso para liderar el grupo B, en el que también figuran el Botafogo brasileño y el Seattle Founders.
Un encuentro desigual
Antes, en el primer partido de esta segunda jornada, el Bayern Múnich goleó 10-0 al modesto Auckland City en Cincinnati.
No cabía esperar un resultado muy distinto para un encuentro entre el ogro alemán, uno de los favoritos para ganar el torneo, y el equipo neozelandés, compuesto por jugadores amateurs.
A los dobletes de Kingsley Coman, Michael Olise y Thomas Müeller, se sumaron un gol de Sacha Boey y un triplete de Jamal Musiala.
El Bayern se postula como el rival a batir en el Grupo C, integrado también por el Benfica y el Boca Juniors.
Debut brasileño
En el resto del Grupo B, el Botafogo, vigente campeón del Brasileirao y de la Copa Libertadores, tratará de abrirse hueco a los octavos entre los dos colosos europeos.
El club brasileño se reforzó con varios jugadores como el atacante argentino Joaquín Correa y el delantero brasileño Arthur Cabral antes del Mundial.
Su debut, este domingo a las 19:00 (02:00 GMT del lunes), será en el estadio Lumen Field contra el local Seattle Sounders, que obtuvo su boleto mundialista tras ganar la Copa de Campeones de la Concacaf en 2022.
En el cuarto partido de la jornada, el Palmeiras afrontará al Oporto en el Metlife Stadium de East Rutherford (Nueva Jersey), a las 22:00 GMT.
Este choque del Grupo A ofrecerá un duelo ilusionante entre promesas de 18 años: el joven delantero brasileño Estevão contra Rodrigo Mora, el mediapunta que ilusiona a Portugal.
Resaca inaugural
La víspera, los otros dos equipos del Grupo A, el Inter Miami y el Al Ahly, abrieron la competición con un empate a cero.
El estreno de este nuevo formato del Mundialito, con 32 equipos en lugar de siete, no será recordado por su calidad, aunque tuvo el mérito de ser entretenido.
A una primera parte de dominio absoluto del Al Ahly, respondió el Inter con un asedio total contra la portería del club egipcio, que acabó pidiendo la hora.
¿El hombre del cambio? Messi, ¿quién si no?
El rosarino está a punto de cumplir 38 años; ha ganado todos los trofeos a su alcance, pero sigue teniendo el hambre de un juvenil.
Apenas recibió ayuda de unos compañeros erráticos, superados por la tensión del evento y desbordados por el despliegue físico de los egipcios en el calor húmedo de Miami.
La Pulga se echó, sin embargo, el equipo a hombros y ofreció un recital culminado por un disparo contra el travesaño en el tiempo de descuento.
Para la FIFA, y su presidente Gianni Infantino, el partido fue un éxito independientemente del resultado.
La federación internacional temía que el estreno se celebrara con gradas medio vacías en un país donde el fútbol suscita un escaso interés.
La imagen habría sido terrible para el lanzamiento de la gran apuesta de Infantino para la globalización del fútbol, un proyecto que nace entre críticas por extender un calendario ya muy cargado para los jugadores.
Pero los casi 61.000 espectadores que acudieron al Hard Rock Stadium y los cerca de 90.000 que estuvieron en el Rose Bowl se encargaron de despejar esos miedos.
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