Foto: Agencias
Si alguien cree que los millones de dólares consuelan en la derrota a los peloteros de Grandes Ligas sólo tendría que entrar al vestidor para reconsiderar la opinión. Uno a uno entraron con la cabeza baja y al borde del llanto los Cardenales de San Luis, apenas minutos después de que perdieron la Serie Mundial frente a los Medias Rojas.
Cuando la puerta abrió para la prensa, la mayoría de los juveniles se consolaban y daban palabras de aliento unos a otros, con voz baja, casi imperceptible. Algunos más hacían un esfuerzo casi imposible por evitar las lágrimas, pero otros lloraban desconsolados.
«Duele mucho una derrota aquí», dijo el relevista dominicano Carlos Martínez con lágrimas en los ojos. «Duele perder a un nivel tan alto. De los 30 equipos, pudimos ser los mejores. Solo queda aprender de esto».
Algunos de los veteranos se quedaron en el terreno y evitaron que sus sentimientos se mostraran de manera pública. El receptor Yadier Molina nunca apareció mientras la puerta estuvo abierta para extraños al equipo; Carlos Beltrán fue llevado a conferencia de prensa.
Los lanzadores Michael Wacha, Kevin Siegrest y Seth Maness lloraban frente a su casillero en el clubhouse visitante. El manager Mike Matheny pasaba y trataba de consolar a algunos de sus peloteros; algunos de sus entrenadores asistentes, sin embargo, bromeaban entre ellos y sonreían, como si nada hubiera pasado.
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