Un sorprendente incidente ha dejado a los científicos en la India perplejos, después de que cocodrilos en el río Savitri, en la región de Maharashtra, salvaran a un perro que huía de una manada de perros asilvestrados. Este comportamiento inusual ha desencadenado debates sobre la posibilidad de que estos cocodrilos, conocidos como Crocodylus palustris, tengan una forma de «empatía emocional» y una cognición más avanzada de lo que se creía anteriormente.
En un informe publicado en el Journal of Threatened Taxa, se describe cómo el perro, buscando refugio en el río infestado de cocodrilos, no fue atacado como presa por estos reptiles, sino que, en cambio, parecieron guiarlo hacia la seguridad en la orilla, alejándolo de la manada salvaje y permitiéndole escapar ileso por tierra firme.
Los investigadores involucrados en el estudio señalaron que los cocodrilos interactuaron con el perro tocándolo con sus hocicos, lo que lleva a especulaciones sobre un posible «comportamiento sensible que sugiere empatía entre especies».
Sin embargo, algunas voces expertas han expresado escepticismo ante estas conclusiones. Duncan Leitch, biólogo especializado en neurofisiología de reptiles, plantea que las afirmaciones sobre la empatía y la inteligencia de los cocodrilos podrían ser conjeturas antropomórficas al aplicar una definición humana de inteligencia. Por su parte, Chris Murray, biólogo de la Universidad del Sudeste de Luisiana, sugiere que los cocodrilos podrían no haber atacado al perro por razones como la saciedad o la exposición, en lugar de empatía.
A pesar de estas discrepancias, tanto investigadores como expertos coinciden en que los humanos a menudo subestiman la cognición de los cocodrilos. Se han documentado comportamientos sorprendentemente sofisticados en estos reptiles, como el uso de herramientas para atraer presas o su capacidad para aprender de experiencias pasadas.
Es importante destacar que los investigadores reconocen la especulación inherente a su análisis del comportamiento de los cocodrilos en este encuentro y sugieren que la amabilidad de estos animales merece un mayor escrutinio científico, ya que podría deberse simplemente a su falta de apetito en ese momento.
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