Tras cuatro años de ausencia, Beyoncé regresó a Barcelona, España, donde ofreció un concierto, como parte de su gira Mrs. Caster World Tour, que dejó a los españoles con ganas de más. Más escenario, más tiempo y más motivación por parte de la madre de Blue Ivy.
La diva norteamericana pisaba la ciudad condal sin haber conseguido ninguna certificación con su último disco y logrando a duras penas entrar entre los 10 más vendidos. Be, abrió el show con Run the World, en medio de un escenario formado, únicamente por dos pantallas de LED.
El primer subidón de la noche sucedió cuando regaló tan solo 45 segundos de Crazy in Love en una mezcla con Single Ladies, dejando al público con la sensación de no haber disfrutado ni de una canción ni de la otra. Tras una hora y 15 minutos, el concierto estaba llegando a su fin. Un coitus interruptus total. Un par de temas más, un homenaje a Whitney Houston, XO, Halo y buenas noches. Fin. Beyoncé, pasó por alto Beautiful Liar, Sweet Dreams, Déjà Vu, y lo que es peor, If I Were a Boy.
El público, salió del recinto quejándose por la extrema sencillez del escenario, la escasez de atrezo o escenografía, la falta de ganas de «Be», la duración de algunas canciones y del show en sí. Una hora y media, con media de intros, es reírse en la cara del que ha pagado más de 100 euros por verla.
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