El «Látigo de la Gaita» se fue a cantar al cielo

7 de mayo, 2016 - 12:29 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Foto: Agencias

Germán Ávila era un devoto chiquinquireño, un hombre piadoso, que entiende la fe como un sumergirse en el mar infinito del amor de Dios, en esa inmensidad sin explicación

«Se disiparon los muros/ que antaño las separaban/ ellas nunca se miraban/ Santa Bárbara y la China/ frente a frente están hoy día/ y desde San Juan de Dios/ podéis rezarle a las dos/ camino a Santa Lucía».

Una gaita que fue grabada en 1973 y que se titula Frente a Frente, hoy todavía se escucha en la potente voz que se nos apagó el viernes en Houston, Texas, cuando partió a la morada inmortal el gaitero Germán Guillermo Ávila Sandoval, más conocido como el «Látigo de la Gaita».

Germán Ávila, nacido el 12 de enero de 1946 en el centro fundacional de Maracaibo, en la barriada Santa Lucía, hijo de Flor Sandoval y Ángel René Ávila. Cursó sus estudios iniciales en el Colegio Ildefonso Vázquez y la secundaria en el celebérrimo Liceo Udón Pérez. Comenzó como solista profesional en 1962 con la agrupación Las Estrellas del Momento. Allí lo vio actuar el cazatalentos Douglas Soto y de inmediato lo recomendó al líder de Cardenales del Éxito, Ricardo Aguirre. Lo seleccionaron para formar parte de los solistas cardenaleros, junto a José Tineo y el propio Aguirre, con apenas 18 años de edad.

En esa divisa gaitera cultivó grandes amistades, especialmente con Ricardo Aguirre en la década de los 60, quien era siete años mayor que Germán. Grabaron varios temas a dúo, pues Ricardo tenía una gran valoración y admiración por la tesitura de tenor de Ávila, por su timbre limpio y brillante. Algunos testimonios coinciden en señalar a Germán como «uno de los amigos más queridos por El Monumental», compañero leal en los siete años de carrera profesional de Ricardo: de 1962 hasta 1969.

Desde entonces, Ávila  ha grabado temas que se han convertido en clásicos, gaitas que toda la nación ha cantado como Alegre y Galana de 1965, La Botellita de 1966, Trigueña Hermosa, El Creyente: «El creyente va/ con fe consagrada/ hacia donde está/ su imagen sagrada/ Virgen venerada/ de Chiquinquirá» (1966).

Chiquinquireño

Germán Ávila era un devoto chiquinquireño, un hombre piadoso, que entiende la fe como un sumergirse en el mar infinito del amor de Dios, en esa inmensidad sin explicación. Tal como lo dijo el genio de Rojas, Ernesto Sábato: «Las oraciones, esa locura de creerse escuchado2. Germán es un fiel creyente, que se creía escuchado por la Virgen.

A dúo con Ricardo Aguirre grabó ocho temas entre 1964 y 1966, un récord que solo él ostenta, y todos esos temas se convirtieron en piezas sagradas del folclor, en clásicos dorados. Entre otros, Se Acerca la Noche Buena; la gaita crónica del autor Marcial Hernández titulada Imploración, grabada con Cardenales del Éxito en 1966, con una clara referencia al momento coyuntural que vivía la nación, la guerra de guerrillas, cuando los comandantes Douglas Bravo y Fabricio Ojeda se encontraban acantonados en las serranías venezolanas: «Yo no soy un guerrillero/ te lo puedo asegurar/ y me vengo a confesar/ con espíritu sincero». (1966)

Se casó con la también cantante Elsa Espina, de cuya unión nacieron Germán Jr., quienes le brindaron a Ávila cuatro nietos y un bisnieto.
En 2008 creó su agrupación Los Parranderos del Látigo junto a Douglas Ochoa.

Su hijo Germán Ávila Espina, recién terminó una megaproducción que recoge 16 grandes éxitos vocalizados por su padre, en las cinco décadas de carrera musical. En esa producción titulada Germán Ávila y sus Amigos participan estrellas de la estatura de Oscar D› León, Ilan Chester, Javier León, San Luis, Ricardo Cepeda, Danelo Badell, Nelson Arrieta, Betulio Medina, Argenis Carruyo, entre otros. El avezado cantor interpreta al alimón sus gaitas, con orquesta completa, acompañadas por la percusión típica de la gaita: furro, tambora, charrasca y el cuatro. Tuvo el respaldo de la Orquesta Sinfónica de Houston.

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