Su secreto ha sido el trabajo y una ambición
Se acaba de convertir en la cantante más rica del mundo, con un patrimonio de 600 millones de dólares; por encima de Madonna, Céline Dion y Beyoncé, respectivamente.
Su secreto ha sido el trabajo y una ambición (artística) mayor que la de sus competidoras.
Mientras que ellas se han centrado en la música y esporádicamente en el cine, Rihanna ha explorado más facetas que la de cantante y actriz; ha jugado a ser empresaria y diseñadora, y ahora esa parte de su vida ya tiene más peso -al menos económico- que la de la farándula.
Después de diseñar para Puma bajo su marca Fenty, se zambulló en el mundo de los cosméticos y ha conseguido competir con Kylie Cosmetics, y meses después también probó suerte en el mundo de la lencería.
Pero, sin duda, su golpe de efecto llegó hace unas semanas, cuando los medios informaron sobre un nuevo proyecto: una firma, también llamada Fenty, que pasaría a formar parte del conglomerado de lujo LVMH.
Pero Rihanna confesó que lo material es lo de menos en todo esto. “Nunca pensé que iba a resultar tan lucrativo, pero un número no me va a parar a la hora de trabajar. No me mueve el dinero”, le contó a T, la revista de estilo de The New York Times.
Y entre tanto negocio, Rihanna necesitó descansar junto a su novio, el multimillonario Hassan Jameel, y su familia en Italia; en donde estuvieron comiendo en un restaurante de la costa amalfitana llamado Lo Scoglio.
Durante la comida, la celebridad no dejó de sonreír y de hacer bromas; y este buen humor la acompañó después, cuando se subió junto a su novio en una lancha, con un vestido blanco de Zimmermann y una gorra de los New York Yankees.
Su relación comenzó en junio de 2017, cuando se filtraron unas fotos en las que aparecían bañándose en una piscina en Ibiza y desde entonces, se especuló con su ruptura en algunas ocasiones, pero la pareja jamás hizo comentarios al respecto.
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