Mi Columna

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6 de febrero, 2017 - 9:50 am
Gaston Guisandes López / Editor del Diario QUÉ PASA

¿Nuevo arzobispo de Maracaibo? Mario del Valle Moronta Rodríguez, de 66 años de edad, Excmo. Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, desde el 14 de abril de 1999 (17 años en el cargo), podría ser designado por el Santo Padre, Francisco, como Arzobispo de la Arquidiócesis de Maracaibo.
Graduado de Profesor, ordenado Sacerdote, ungido como Obispo de diferentes diócesis, antes de asumir la de San Cristóbal, fue también Obispo Castrense y, posteriormente, se graduó de Militar.

Tan egregio servidor de la Iglesia venezolana, fue designado por el Santo Padre, Benedicto XVI, el 22 de septiembre de 2009, como miembro del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, habida cuenta que es experto en Teología Bíblica, graduado en Roma.

Este Dicasterio es uno de los más importantes de cuantos componen la Curia Romana —diez en total— y a los cuales hay que sumar como organismos funcionales, los Pontificios Consejos, los Tribunales, las Oficinas y otras Instituciones de la Curia.

Monseñor Ubaldo Santana Sequera, insigne sacerdote y actual Arzobispo de la Arquidiócesis de Maracaibo, dejaría vacante el cargo por haber cumplido la edad de retiro y, frente a esa realidad, habida cuenta el productivo desempeño del obispo de San Cristóbal en su jurisdicción —entre muchos grandes e importantes aportes a la Iglesia— su diócesis cuenta con la mayor cantera de seminaristas de toda Venezuela y por tanto la que más aporta para cubrir las plazas vacantes de sacerdotes venezolanos en el país, mérito que Roma, según el decir de los entendidos, consideraría con especial atención a la hora de decidir si lo consagra como titular de la Arquidiócesis de Maracaibo, a cuyo efecto, monseñor Mario Moronta, tendría que ser elevado, de la jerarquía de obispo, a la de arzobispo, por ser Maracaibo una arquidiócesis, entre tanto San Cristóbal, es solo una diócesis.

Entretanto, importantes personalidades políticas zulianas, miembros de diferentes partidos y allegadas a monseñor Édgar Peña, Nuncio Apostólico del Estado Vaticano, destacado en Mosambique, África, (los nuncios son los embajadores acreditados por el Vaticano ante los gobiernos extranjeros con los cuales Roma tiene relaciones diplomáticas), promocionan a monseñor Peña, como posible Arzobispo de Maracaibo.

Tal comentario, puesto a circular con insistencia, por personas muy vinculadas con el nuncio, fue extensa y reiteradamente comentado en el evento organizado por la Alcaldesa de Maracaibo, doctora Eveling Trejo de Rosales, esposa del exgobernador del Zulia, excandidato presidencial enfrentado a Hugo Chávez y Presidente del opositor partido, Un Nuevo Tiempo, en la celebración del Día de San Sebastián, Patrono de Maracaibo, el día viernes 20 de enero 2017 y en cuyo acto oficial monseñor Édgar Peña fungió como orador de orden.

Como coincidencia simbólica, señalamos que a San Sebastián, también se le tiene como Patrono del Táchira.

Cambiamos la LEY por el ME DA LA GANA

Definitivamente, dolarizamos, de hecho, los precios de productos, bienes y servicios y lo hicimos porque me dio la gana.

Nos guste o no, el valor de la moneda estadounidense —en el mercado miseria, el paralelo, el negro, como nos dé la gana llamar el ilegal—, es el marcador de todos los precios, desde un inmueble, pasando por cualquier tipo de producto, especialmente alimentos y medicinas, hasta llegar al monto de las tarifas cobradas por servicios como la telefonía móvil, agua en pimpinas, gas en bombonas, seguros, transporte, hospitalización, cirugía, maternidad, estudios de laboratorio, tarifas escolares, calzado, vestido, etc., están dolarizados y, como para doblarle a la puerca el rabo, convertidos en una suerte de medio para esclavizar al necesitado.

Somos un país independiente políticamente —en materia electoral, legislativa, administración de justicia y podemos hacer actos políticos, diciendo en ellos cuanto se nos ocurra —¿cualquier cosa y contra el que nos venga en gana?—, a la vez que marchar, ofendernos los unos a los otros, defender nuestros líderes o simples dirigentes o, mejor dicho, recaderos, pero, en materia económica dependemos, nos guste o no, de las variaciones de precio del dólar.

Tío Sam manda. No hay ni Dios, ni Santa María que lo controle y todo cuanto anuncian y ponen en marcha las autoridades correspondientes, solo sirve para bulla y alegría ruidosa con la que se celebra lo anunciado, porque de ello deviene el siguiente aumento en el valor de los inventarios o de la mercancía por llegar, bien sea del fabricante local o de los extranjeros, vengan de donde vinieren, incluida China.

Si el dólar miseria sube, suben todos los precios; si baja, los precios permanecen inamovibles, en espera del próximo sacudón.

Frente a esto lo peor y gravísimo: Nadie presta atención a las prohibiciones de la autoridad; es como si esta no existiera y cuando los funcionarios actúan, lo hacen buscando la mejor oferta para callarse, consentir y encubrir con su silencio e inacción, la agresión de los pérfidos, quienes al final terminan cambiando de rol en la novela; de represores del delito, pasan a cómplices con uniformes, chapas y armas al cinto.

¿Para qué existen las policías, la de inteligencia, la nacional, la regional y las municipales? ¿Para qué contamos con las de resguardo, como la Guardia Nacional Bolivariana? ¿Para qué contamos con la SUNDDE, un inútil cero a la izquierda? ¿Para qué contamos con los intendentes parroquiales? ¿Para qué contamos con los intendentes municipales? ¿Para qué contamos con las juntas comunales? En definitiva, ¿para qué contamos con las direcciones: parroquiales, municipales y estadales del PSUV y del Polo Patriótico? ¿Dónde están los dirigentes de los partidos miembros del Polo Patriótico, supuestos defensores de la Revolución?

La explotación de los unos por los otros, la carencia de ingresos para atender las necesidades básicas de cada persona miembro de la familia, la agitación de los trabajadores en sus respectivas empresas de las cuales conocen las carencias económicas de sus respectivos empleadores, la agitación de los vecinos quienes, a toda hora, se cuentan entre sí sus vicisitudes, van excitando las pasiones, levantando el tono de la violencia verbal y acunando resentimientos que, de explotar, serán muchas las lágrimas que habremos de llorar.

Impera en todo el país y en los diversos estratos sociales que lo componen, uno de los más feroces enemigos de la libertad, fundamento de la democracia y el orden: La ANARQUÍA. n. f. (gr. anarkhia) 2. Situación de un país caracterizada por la ausencia de un gobierno con la autoridad necesaria y que está sumido en conflictos desordenados. 3. Desorden, confusión. (El Pequeño Larousse).

Leída la definición de anarquía, que nos calza como «esposa a las muñecas», podemos afirmar, sin temor a equivocarnos que: O acabamos con la anarquía, palabra que en criollo se define como «aquí, en este país, yo hago lo que me da la gana», «cuando me da la gana» y «cuanto me da la gana» o todos, cada quien a su manera, acabaremos con nosotros mismos y, en general, con Venezuela.

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