Gastón Guisandes López

10 de diciembre, 2016 - 3:13 pm
Gaston Guisandes López / Editor del Diario QUÉ PASA

«Obras son amores y…». En el Zulia tres dependencias trabajan a todo dar e invirtiendo mucho dinero en obras, servicios y asistencia social: La Gobernación del estado, la Alcaldía de San Francisco y la Alcaldía de Mara: Francisco Arias Cárdenas, Omar Prieto y Luis Caldera gobiernan a tiempo completo y dedicación exclusiva.

Convencido estoy que la «centralización administrativa», a la cual podemos calificar de «métete en todo y no arregles nada», es la traba que no da paso a las obras que demandan el interés y necesidad de los dolientes.

Por ejemplo, las grandes carreteras nacionales como la Machiques-Colón, la carretera Maracaibo-frontera con Colombia) etc., todas ellas asumidas como tarea de la Gobernación; la construcción de la nueva represa de agua para Maracaibo, San Francisco, Jesús E. Lossada y demás municipios, son competencia directa de la administración central, tal como lo es la construcción de las Plantas de Aguas Servidas, que son responsabilidad de Caracas, al igual que lo es resolver los problemas de Corpoelec, CANTV, mantenimiento del HUM, la construcción de la nueva cárcel del Zulia, terminación del Palacio de Justicia Penal, todo cuanto corresponde a la Conservación del Lago y paremos de contar.

Los zulianos más indiferentes no podemos ser y hace años dejamos de ser regionalistas, que lo éramos y a mucha honra: Hoy la zulianidad quedó en un poco de letras que nada significan y solo el gobernador la sume para seguir impulsando al Zulia.

Teorías vencidas por la realidad.- La inflación se impuso este año, frente a todos los pronósticos anunciados al comienzo del año por fenecer y ya en la unidad de cuidados intensivos.

Economistas, de distintas escuelas y tendencias, pronostican el venidero 2017 bajo la riesgosa sombra del «pisa y corre».
¿Qué aconsejan los expertos? Reducir los gastos al mínimo posible, especialmente cuanto se relaciona con el número de empleos y el tema salarial; aplazar cualquier proyecto de inversión; vender cualquier activo, inmobiliario o no, para posicionarse en dólares, euros o cualquier otra moneda de reserva, como el yuan, la libra esterlina o el rublo y esto en medio de la sabia observación del mercado cambiario.

Nada de nuevas empresas o ampliación de las existentes, endeudarse solo en bolívares, pero si es para adquirir monedas extranjeras fuertes, no dudar en hacerlo.- Son acciones de conveniencia económica; ¿Lo son patrióticas, pensando en Venezuela?

Piensa mal y acertarás.- Sin ninguna confirmación, pero alentado el rumor por las fuentes que se autocalifican de «bien informadas», en el medio ambiente se pronostica un aumento salarial, no de la cesta de alimentación, para comienzos del 2017 y este se empalmaría con el aumento salarial tradicional del 1º de Mayo, Día Internacional del Trabajo, que en esta oportunidad sí traería aparejado el bono de alimentación y, posiblemente, su otorgamiento a los pensionados y jubilados.

¡Hipócrates, cuantos hipócritas viven de ti! Conversaba con un periodista amigo y éste, con asombro e indignación, me contó cuanto le ocurrió a un excelente amigo de ambos.

El doctor Álvaro Castillo Zepenfeldt, persona altamente apreciada en la comunidad, tuvo que ser hospitalizado, de emergencia, en el Hospital Clínico de Maracaibo, por causa de una severa afección intestinal.

Álvaro Castillo, es un conocido abogado penalista venezolano, Doctor en Derecho, con más de 50 años de graduado, profesor universitario, expresidente del Colegio de Abogados del estado Zulia, hoy día desempeñándose como abogado de consulta de colegas suyos y reconocido como un excelente miembro de la colectividad zuliana.

Hospitalizado de mucho apremio, en el mencionado centro asistencial, el diagnóstico imponía una urgente y delicada intervención quirúrgica, que no aceptaba demoras.

Cantidad de amigos médicos se hicieron presentes en todo momento para asistirlo en tan apremiante circunstancia y uno de ellos tuvo que hacerse responsable, personalísimo, de la cuenta, porque ante la premura y mientras buscaban la chequera, etc., no querían admitirlo en la clínica.
(La administración del Hospital Clínico, parecía la receptoría de una lavandería china: «Si no hay leal, no hay lopa»).

Resulta que en un momento crítico de la delicada intervención se fue la electricidad en el quirófano y tanto se demoró la planta de emergencia en entrar en funcionamiento, que personas que se encontraban en las proximidades de la sala de intervención escucharon la voz de uno de los cirujanos pedir, a gritos, que les llevaran una lámpara cualquiera.

Venturosamente la planta al fin funcionó. Como si fuera poco, en la UCI no había aire acondicionado y tuvo que «aguantarse» allí los dos días que fueron necesarios. Le asignaron un cuarto, también sin aire acondicionado, que ocupó durante tres días porque varios pisos de la clínica no tenían los acondicionadores de aire trabajando. El cuarto no tenía servicio de agua en el baño para el aseo del paciente, ni del acompañante.

Como si fueran pocas las adversidades, cuando fueron a pagar la cuenta, ante la magnitud de lo que pretendían cobrarle, sus familiares sometieron la factura a una rigurosa revisión y se percataron que les estaban cobrando más de un millón quinientos mil bolívares (Bs. 1.500.000.00) –entre otras muchas causas de ¿los errores involuntarios encontrados?–, por las medicinas que no tenía la clínica en existencia y suplía la familia, como si hubiesen sido suministradas por el centro asistencial.

Venturosamente el amigo tiene su Ángel de la Guarda en casa.

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