El adulante no tiene amigos y le sobran enemigos (Felo Barradas)...

Francis Juzga

Francis Juzga
2 de diciembre, 2016 - 10:38 am
Francis Luther Blackman / [email protected]

*** Alerta roja: Compré medicamentos para gripes, fiebres, analgésicos, expectorantes, todo lo requerido para esos síntomas menores. ¿Por qué? Los laboratorios ya anunciaron vacaciones colectivas hasta fines de enero y la escasez de medicinas será mayor. Prohibido enfermarse, ni una gripecita por favor.

*** En la pasada Feria presencié lo de siempre. Dominó el vallenato. Carlos Celedón vino, habló y convenció. Dijo que la gaita era patrimonio de «yo no sé qué cosa» y lo aplaudieron a rabiar. El no canta gaita ni le incluye instrumentos raros a su vallenato, en cambio aquí le meten a la gaita cuanto periquito se usa en la música del llamado hermano país. En pocas palabras, mientras aquí insistimos en el asesinato premeditado e intencional de la gaita, ellos vienen a defender su música en nuestro patio, cantan fuerte y terminan imponiéndola.

Sigo viendo gaitas por televisión y sigo de sorpresa en sorpresa. Llego a la conclusión de que han aparecido conjuntos gaiteros orquestas, por la cantidad de instrumentos raros que le han agregado a los mismos. El que vi dicen que se llama «armonía tubular», que suena como campanadas. Vi un grupo con un solo furro y una sola tambora y lo demás lo hacen el bajo y las congas. Los desmanes en contra de la gaita van y viene y tanto la fundación como el instituto duermen el sueño de los justos.

        ***Insisto en que no hubo temporada gaitera. Fui optimista al recibir gaitas bien logradas, pero por escasa promoción, se dejaron de escuchar. Me atrevo a decir que cuando se inicie el concurso de la Gobernación, encontraremos gaitas que no se escucharon en la radio porque la payola no fue tan lucrativa como años atrás, ya que cobres no hay.

***Me causó mucha sorpresa la opinión de un ciudadano extranjero quien me dijo que el villancico es triste en comparación con la gaita, que siempre es alegre y dicharachera. Trato de entender. Se hace difícil tomando en cuenta que son dos ritmos de lo más disimiles.

        Mi mente recordó villancicos que hablan de niños tristes porque no tiene juguetes, por ser huérfanos, preguntando donde esté San Nicolás, que reclaman por no saber si recibirán un juguete, preguntando si lo visitarán o no. También me llegan unos alegres, que dicen todo lo contario de los señalados.

Le digo que también hay gaitas patéticas, como aquella en la que le cortan las manitos a una niña, la más cruel de todas, y otra en la que una niña le reclama a un delincuente el haberle asesinado a su padre.

Más de un lector me ayudará a establecer cuan acertado está el amigo extranjero, quien se pregunta el porqué los villancicos son tristes en su mayoría, cuando en Navidad la alegría debe reinar en todos los hogares. Se escuchan opiniones.

*** Muchos amaneceres no resultaron lo que se esperaba. La situación no dio para tantas cosas. Si asistías a uno de ellos, no podías ir al béisbol y mucho menos a los toros. Y es que no son cuentos lo de la mala situación. Hay dos sitios en el cual los últimos eventos programados se han convertido en fracasos, pues la asistencia es baja. Los organizadores no terminan de entender que las cosas ya no son como en el pasado.

*** La Alcaldía de Lagunillas creó el premio Luis Escaray, para la Gaita del Año en aquel municipio. Excelente idea. Un paso para desligarse de la que se elija en Maracaibo. Lagunillas tiene sus propios gaiteros, muy buenos por cierto, de modo que tiene material de sobra para montar su fiesta gaitera aparte.

Supongo que la gaita que más suene por allá será la mejor, todo dependerá del sistema de elección que utilicen, en virtud de que siempre habrá quien quiera pasarse de vivo. La que gane debe ser inscrita en el certamen de la Gobernación, sin que signifique que otros compositores y grupos desistan del derecho a su participación, pero se debe asegura que la que ganadora concurse.

El paso dado por Lagunillas significa un cotizazo a su similar de Cabimas, que lleva años tratando de organizarse y a causa de la fauna, no han hecho otra cosa que pelearse entre sí y hasta ahora no han sido capaces de rendirle honores a la pléyade de supremos gaiteros de aquellos lados, que los hay como arroz pica’o.

   ¡Quedó escrito. Epa, ya está. Nos vamos!

 

 

 

 

 

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