Opinión

Verdades que irritan… a todos

Luis Fuenmayor Toro
19 de junio, 2025 - 11:13 am
Luis Fuenmayor Toro

Por Luis Fuenmayor Toro

 

  • El gobierno no se está desmoronando. Tiene problemas serios: político-sociales y económicos, como el del déficit actual de gasolina del que no se habla, pero que se ve muy claramente en algunas gasolineras; pero no se derrumba.

 

  • El gobierno no tuvo un triunfo apoteósico en las dos elecciones pasadas; ésta es una de las falsedades manipuladoras típicas gubernamentales, con las que satisface a sus fanáticos. La gigantesca abstención y las violaciones electorales descaradas, deslegitiman los resultados. Pero no se está desmoronando.

 

  • Es también una falsedad manipuladora gigantesca decir que, en la última elección, la oposición ganó. No se puede haber triunfado, si se perdido lo poco que se tenía. Eso no lo entiende nadie; sólo lo aceptan los fanáticos de MariCori.

 

  • La oposición extremista es el principal factor que impide la unidad nacional contra Maduro. Mientras exista políticamente, no habrá unidad, y eso el gobierno lo sabe y lo explota. Hay que dejarla de lado y olvidarse de ella. Romper el “jueguito” del gobierno con esos opositores.

 

  • El gobierno aupó el liderazgo de María Corina, pues le sería útil, como le ha sido hasta ahora. La hostigó, difamó, se burló de ella, hizo que la perseguía y la convirtió en heroína, para que acabara con el resto de la oposición. Y así fue.

 

  • Con Guaidó hizo exactamente lo mismo. ¿Acaso no lo recuerdan? ¿Y qué ocurrió? ¿Cayó Maduro? No. Cayó Guaidó. ¿Preso? No. Lo dejaron ir.

 

  • Fue mucho más fácil hacer de María Corina una “Súper Woman”, que hacer de Maduro, “Súper Bigote”. La primera es vista como heroína, el segundo es un “comic”, de inentendible creación por un gobierno anti gringo.

 

  • Edmundo González Urrutia es una caricatura muy mala de un líder. Como hoy también lo son López, Borges, Ledezma, Guaidó, Velásquez, Vecchio y similares, y todo gracias al trabajo conjunto eficaz de María Corina y Maduro, si es que queremos personalizar. Si se entienden bien en ese tipo de conjuras, deberían poder hacerlo en función del bienestar de la nación. ¿Por qué no prueban?

 

  • Hoy, las diferencias entre la “revolución bonita”, que no tiene nada ni de revolución ni de bonita, y el extremismo opositor se han reducido. A ambos les gusta Chevron, los pésimos salarios, trabajar para los empresarios, la entrega de nuestros recursos minerales, las inversiones extranjeras y hasta la figura de Trump. Difieren es con Marcos Rubio, pero eso se arregla.

 

  • A ambos les disgustan los sindicatos independientes, las movilizaciones de calle que no son suyas, la Constitución bolivariana, las prestaciones sociales, la universidad autónoma, las críticas de la gente… ¡Ah! Y ambos desprecian a los opositores de la Asamblea Nacional, como se desprende del nombre de alacranes que María Corina les da y del trato que reciben de Jorge y de Diosdado.

 

  • Resistir es lo que le resta al país, a los ciudadanos libre pensadores, a la oposición democrática y honesta que queda y al resto de la nación venezolana, quienes han sido los únicos perdedores de esta perversa alianza entre el gobierno y el extremismo opositor.

Queda prepararse para resistir por varios años, una década, por lo menos. Hacer difícil el camino de acabar totalmente con lo poco que queda de democracia, ruta que el gobierno ha escogido como fórmula de perpetuarse en el poder, sin importarle el destino lúgubre de la nación. Defender las elecciones directas, universales y secretas, acudiendo a votar todas las veces que sea necesario.

Votar contra las propuestas gubernamentales, organizarse en esas actividades, aislar a los extremistas de bando y bando, llamar a trabajar por la nación y sus ciudadanos, insistir en la necesidad de una unidad nacional donde quepan todos los que sincera y honestamente se incorporen, sin importar supuestas diferencias ideológicas, políticas y culturales.

La política: hacer productiva y rica a Venezuela y elevar considerablemente el bienestar del pueblo venezolano. Dos objetivos precisos. Lo que esté a favor de ambos, bienvenido sea; lo que se le oponga, hay que enfrentarlo.

 

 

 

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