Opinión

Venezuela ¿Se está arreglando?

Leocenis García
9 de mayo, 2022 - 4:00 pm
Leocenis García

Leocenis García

 

Venezuela se está arreglando, no gracias al Gobierno, sino a pesar de él.

En los últimos dos años, miles de emprendedores han apostado por la libre empresa y el intercambio voluntario, propio del único sistema económico naturalmente compatible con el hombre: el capitalismo libre.

Los delivery, o sistemas de servicios a domicilios, empezaron a surgir como una poderosa novedad de quienes se negaban a cerrar sus negocios, producto de las abusivas y ridículas restricciones, que durante la pandemia,  impusieron las autoridades nacionales.

Sin contar que la banca, a pesar del encaje bancario obligatorio, que la asfixiaba y no permitía seguir otorgando créditos, se reinventó e incluso hubo bancos con crecimientos y expansiones, verbigracia Banco Nacional de Crédito que terminó absorbiendo al Banco Occidental de Descuento.

A eso se suma, la visión y compromiso de los empresarios venezolanos.

Recientemente, hablaba con Omar Gerardo Camero, presidente de Televen, y me quedé sin palabras, cuando respondió a mi inquietud de cómo Televen estaba mostrando una pantalla moderna en medio de las crisis que vivía el país: «Leocenis, Televen tiene más de 30 años, y en ese tiempo nos ha dado muchas satisfacciones; ahora, en esta coyuntura, Televen necesita de sus dueños y estamos siendo consecuentes con ella y el país».

Ahora, hay un mercado novedoso, publicitario, en las redes sociales, donde gente como Andy Taola, un joven de 21 años tiene más de tres millones de seguidores en Tik Tok, y es uno de los influencers más poderosos desde el punto de vista comercial.

Las marcas ven en él, –y gente como Juan Pablo Do Santos, un atleta amputado que ha convertido su desgracia hace dos años, en una fuerza de inspiración, convirtiéndose en imagen de marcas deportivas y nutricionistas–; un vehículo nuevo en Venezuela para los asuntos publicitarios.

El país, está dejando de entregar su futuro a los políticos, y está haciéndose cargo de él.

Durante mucho tiempo hemos tenido que sufrir las consecuencias de un sector público del gobierno desorbitado, el crecimiento económico lento, las graves depresiones, las crisis monetarias, la pobreza por todas partes, los conflictos políticos, sociales, y la muerte de millones de personas.

Si nuestros líderes hubieran aplicado con coherencia el sistema de libertad natural, indudablemente nuestra nación se hubiera ahorrado el triste espectáculo de haberse bonchado el petróleo y dejarnos empobrecidos.

He aprendido que las personas más increíbles, más extraordinarias son aquellas que han vivido el dolor, la pérdida, y en muchas ocasiones una catástrofe ha vuelto ruinas su hogar. Pero ellos han encontrado la forma de recuperarse, de mirar al frente y darle propósito a su vida. Se han levantado como el tejón de miel, han ido por lo suyo a conquistar su alimento, su vida, las oportunidades.

Eso es lo que está pasando en Venezuela ahora.

Cuando el colectivismo (el socialismo) triunfe y destruya el yo e instaure el gran «nosotros», la humanidad habrá detenido el reloj de su progreso. Mientras turbas empistoladas, como el chavismo en Venezuela, el nazismo alemán, o el fascismo Italiano, avancen, el mundo morirá. Caminaremos como rebaños sin pastor al fin de la especie.

Pero mientras los hombres libres como esos venezolanos que están emprendiendo en Venezuela sigan soñando, creando, haciendo de su amor propio, la fábrica maravillosa de ingenio y distracción, el mundo caminará hacia su felicidad.

Queridos compatriotas, sueñen por su futuro, y conquistarán el de la humanidad. Luchen por su vida, y estarán salvando la especie. Ámense, como si fuese el último día y estarán amando al mundo. Háganse ricos, prósperos, y estarán haciendo la vida más abundante.

Lo que quieran para ustedes lo lograrán para el mundo. Pero por nada del mundo, -no importa quién se los diga- entreguen su vida a una turba, a una multitud.

Nuestra nación tiene hoy una oportunidad, quizás la última, se nos presenta como un regalo de la providencia. En medio de las ruinas podemos construir un paraíso. Japón lo hizo, Israel también. Ahora nos toca a nosotros decir que estamos destinados «más allá de las ruinas», y que sobre los escombros construiremos el jardín de la prosperidad donde habrán de vivir nuestros hijos y nietos.

«La obra es mucha, y los obreros pocos» decía Jesús. Es mucho lo que está por hacerse. ¡Suerte!

Leocenis García
Coordinador Nacional Prociudadanos
Instagram : @LeocenisOficial

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