Una sociedad compleja que exige soluciones sencillas

Jose Pons
11 de julio, 2016 - 12:59 pm
Dr. Josepe Pons B

A pesar del facilismo de esta revolución populista, se levanta un pueblo con dignidad decidido a un cambio, que viene formulando formas de contrarrestar tanto malestar generado por políticas erróneas

Foto: Cortesía

Venezuela es un país de muchas aristas culturales que se fusionan en el marco de una democracia en desarrollo, (rural en sus inicios) a cuyos ciudadanos, familias y comunidades con conciencia moral y ética, han logrado su ascenso en la sociedad basados en el trabajo y la educación. El populismo tradicional es visto con profundo rechazo, por lo que hoy en día es el peor enemigo que desmiembra al actual gobierno que preside el Sr. Nicolás Maduro.

A pesar del facilismo de esta revolución populista, se levanta un pueblo con dignidad decidido a un cambio, que viene formulando formas de contrarrestar tanto malestar generado por políticas erróneas, (pero alerta, «bien diseñadas» a los fines de la sumisión social). Es así, que la esperanza del bravo pueblo no abandona la valentía y la tenacidad de una nación que se niega a ser sometida por forajidos ajenos a la conciencia de un pueblo que busca desarrollarse.

Lo básico, lo natural es la suma colectiva de energía que se necesita para las confrontaciones necesarias. El debate real, con los ciudadanos, es necesario. Las asambleas de los ciudadanos, las diferentes formas de comunicarse e informarse, son válidas hasta que no sean manipuladas o limitadas producto del miedo que entristece el espíritu de lucha real que requerimos los venezolanos.
Es así que la complejidad de nuestra sociedad, no está esgrimida en los discursos de los políticos de hoy, el país requiere de soluciones sencillas que garanticen los derechos humanos, la prosperidad, la paz y el éxito. Para facilitarle la vida a la gente, más que vastos proyectos, se requiere procurar el funcionamiento social que proporcione una existencia y la coexistencia de una profunda convicción y fe en los valores sociales, como la justicia y el castigo al infractor.

Es por ello que la revolución tan cacareada y la democracia que esgrimen los sectores de oposición, no han logrado acomodo en el espíritu popular. La primera carece de legitimidad y la otra de credibilidad.

Es necesario la transformación de un modelo controlador, a un modelo facilitador; de un gobierno perseguidor, a uno que apoye el crecimiento. Una realidad exitosa, no se logra con importaciones de formas de gobernar y menos las que han demostrado su fracaso histórico por donde ha pasado. (Cuba, Rusia, entre otros).

Finalmente, seguir en el juego de escoger o seleccionar el menos malo es frustrante y perverso. Venezuela en su gran capacidad y creatividad ha logrado líderes con ingenio: Rómulo Betancourt con la social democracia, Raúl Leoni con su gobierno de amplia base de Leoni, el socialismo democrático del MAS y hoy el estado psicosocial latinoamericano, son muestras que sin duda, nos caracteriza como un pueblo capaz.

NOTICIAS SUGERIDAS

Comente