Tendiendo puentes

21 de enero, 2015 - 3:32 pm
Redacción Diario Qué Pasa

El consumo medio de alimentos per cápita en el mundo ha aumentado casi en una quinta parte, pasando de 2.360 kcal/día a mediados de los años sesenta a 2.800 kcal/día en la actualidad. En las últimas cuatro décadas, el consumo medio diario de alimentos en los países en desarrollo pasó de 2.050 kcal a 2.680 kcal, una recuperación significativa en la alimentación de los habitantes de los países no industrializados.

En nuestro país esta realidad está reflejada en términos de consumo de forma similar, existe una recuperación exponencial de la nutrición en segmentos bajos de la población en alimentos importantes como la proteína animal, la ingesta de carbohidratos, proteína vegetal y fórmulas lácteas tienen un comportamiento casi de forma uniforme en todo el territorio nacional con una diferenciación leve en el estado Zulia donde el consumo promedio per cápita supera el kilogramo de alimentos. Sin embargo, la cantidad de suministros que ingresan a la entidad federal  conforme al consumo por persona es inmediatamente absorbida en un gran porcentaje por centenares de individuos que hacen del contrabando su medio de subsistencia y enriquecimiento.

Durante varios meses hemos sido protagonistas y espectadores de una realidad que no podemos disimular, los esfuerzos gigantescos que ha hecho el Gobierno nacional para garantizar el abastecimiento de alimentos regulados y no regulados ha sido desbordado por grupos organizados de personas que al margen de la ley se han dado la tarea de acabar con los inventarios de almacenes, supermercados y abastos para luego llevarlos fuera de nuestras fronteras a precios sumamente superiores o simplemente recomercializarlos de manera ilegal dentro del territorio nacional en el mercado informal.

En la lista de tareas pendientes por hacer está la de tender puentes a todos los sectores con un diálogo firme y sincero para la resolución de todos los problemas de nuestra sociedad. Ante esta realidad estoy convencido que debemos producir más y mejor, y ello no lo podemos hacer solos, se necesita el concurso de todos los sectores y factores que hacen posible esta realidad con el reto de ir disminuyendo la balanza de importación por la elaboración y manufactura sostenible de productos y subproductos que atiendan paulatinamente muchos de los requerimientos de la población, aumente la oferta de empleo, aporte a la hacienda pública para la retribución equitativa de las riquezas y fomente la confianza de quienes pueden entregar sus capitales de trabajo para ponerlos al servicio del país.

Ante la historia estamos obligados a unir los esfuerzos por demostrar que el sentimiento de zulianidad que ha caracterizado nuestras contiendas es en verdad sustrato de la venezolanidad, la herencia más sublime dejada por nuestros héroes y libertadores. Hoy nos toca hacer como ellos, más que hablar de ellos, nuestro papel nos toca ejercerlo en la vanguardia para seguir abriendo las grandes alamedas por donde habrá de pasar el hombre libre.

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