Ya conocemos el ámbito territorial periurbano del municipio Maracaibo, pero también existe la factibilidad de desarrollar la agricultura urbana en espacios libres y ociosos enmarcados en las 17.179 Ha., que conforman el contexto territorial donde diariamente realizamos todos nuestras actividades comerciales y familiares. Nos referimos al espacio urbano, donde contamos con una franja privilegiada definida por el borde costero que va desde la parroquia Ildelonso Vázquez, Coquivacoa, Olegario Villalobos, Santa Lucía, Bolívar, Hasta llegar a Cristo de Aranza. En términos viales sería un recorrido por las avenidas El Milagro y Haticos. En este lote, que podemos definirlo como un Distrito de Innovación, existen un centenar de pequeñas ventanas al Lago de Maracaibo, conformadas por terrenos ociosos, abandonados y desocupados que pueden ser transformados en útiles vitrinas de agricultura urbana, que además de ser enfocadas como áreas productivas, también presentan externalidades positivas en cuanto a lo cultural, recreativo y sobre todo ciudadano. Cuenta con un gran acuífero a cielo abierto, que puede ser un gran aliado para el proyecto, ya que esta masa de agua, que ocupa una superficie estimada de 13.820 km², puede ser utilizada para el riego de todos los cultivos que tengamos a bien sembrar. De tal manera que teniendo nuestro amado y desaprovechado Lago de Maracaibo, a la mano, podemos solucionar el problema del agua y se nos presenta una oportunidad de cambiar el uso del Lago, para transformarlo en un área productiva para la seguridad alimentaria de los maracuchos y zulianos. Esto tiene un efecto muy amplio ya que además de optimizar el manejo de este reservorio de agua, nos llevara también a pensar en la colocación de plantas de tratamiento en sus múltiples descargas de aguas negras que caen al Lago, con una visión de conservación ambiental y un verdadero desarrollo sustentable.
También estamos obligados a pensar en el desarrollo de centros semilleros y de producción de abonos orgánicos, que nos eliminen o disminuyan la dependencia de importación de estos componentes. La visión es una agricultura ecológica, por esa razón debemos pensar en tipos de abonos de liberación lenta, tales como la preparación de compost y humus de lombriz, todo producto de la descomposición de restos orgánicos y la aplicación de las técnicas utilizadas en agroecología. Comparto la opinión de la gente, en cuanto a lo utópico de estos proyectos, pero todo es consecuencia que se presentan como una solución inmediata al problema de seguridad alimentaria, descartando que son proyectos a corto y mediano plazo.
En cuanto a lo educativo estamos obligados a conectar a los niños con la naturaleza. En ese orden de ideas quiero hacer referencia a un proyecto aplicado en Roma, desarrollado por un equipo de diseñadores y pensadores visionarios, formado por Gabriele Capubianco, Edoardo Capuzzo Dolcetta, Jonathan Lazar y David Troiani, su propuesta fusiona la agricultura urbana con la educación infantil. Su concepto ofrece tres enfoques de aprendizaje: aprender de la naturaleza, a pensar de la técnica y aprender de la práctica. El diseño es una singular escuela, donde no hay aulas, sino espacios donde las verduras crecen y los animales la complementan. Es decir es una mezcla de escuela y naturaleza. La escuela es un conjunto de edificios con vistas a una gran variedad de parcelas y corrales de ganado.
Estos peculiares espacios ayudan a mejorar sus habilidades sociales, a través del trabajo en equipo, estimular la autoestima y promover estilos de vida saludable. Los estudiantes también aprenden sobre energía renovable en un lugar de la escuela reservado para aerogeneradores y paneles solares. El mensaje es enseñar a los niños como crecer y cosechar sus propios alimentos. Comencemos desde los niveles de educación preescolar y primaria, para formar a los futuros agricultores de la Maracaibo 2029 y con toda seguridad que seremos exitosos en estos proyectos, que como sabemos se están aplicando a nivel mundial.
Contamos con Vos! @funmara500.
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