Por Yldefonso Finol
I.
Lo sentipensante
El municipio Mara tiene un nombre preexistente a la división político-territorial que incluyó el nombre Zulia, cuando en 1821, el Congreso Constituyente iniciado en Angostura en 1819, continuó sus sesiones en Cúcuta, y dividió aquella Colombia original en departamentos. El nuevo Departamento Zulia incluía las Provincias de Coro, Maracaibo, Trujillo, Mérida y la sección de La Grita (hoy estado Táchira).
La voz Mara (que en nada se relaciona al término bíblico “agua amarga”) estaba presente en la leyenda sobre un renombrado cacique, y en la antiquísima palabra Maracaibo, con la que el pueblo añú designaba al lago y su región, y que los invasores dirigidos por Ambrosio Alfinger, apuntaron en 1529 como “una ranchería de indios”, cerca de la cual establecieron su base militar.
Ya desciframos, hace una década, apoyados en los estudios de Lizandro Alvarado, Alfredo Janh, Marie France Pate, entre otros, y la convivencia con las últimas personas hablantes del añun nukú, el significado de la voz “mara”: tinaja, y “kai”: el sol, por lo que dedujimos que Maracaibo es “Tinaja del Sol”, muy ajustada a la simbología añú de considerar al Lago el recipiente cóncavo que nos da agua y alimento.
Aunque, como municipio, la denominación es mucho más reciente, su capital, El Moján, es un asentamiento ancestral, cuya antigüedad se pierde en las nebulosas de la fábula, como diría el Libertador. Cartográficamente, es en un mapa-plano de 1774, titulado “Plano del Saco, Barra, Laguna y Fortificaciones que existen a la entrada del Puerto de Maracaibo”, de autor desconocido, donde aparecen por primera vez reseñadas las ubicaciones de Moján (o Mohan), y la isla de Toas, Toha (o Toan).; Zapara, en cambio, se lee en los mapas desde 1707. En otro mapa de 1786 que está en el Museo Naval de Madrid, ya aparece El Moján, precedido del artículo, y Tohas, con la letra ese al final y hache intercalada.
Nuestra toponimia añú representa hitos cosmogónicos trascendentales, que debemos amar y proteger: Toas (Piedra caliza), Zapara (Mi Mar, Salado Mar), mientras que Moján (Espíritu de las Aguas), palabra enigmática que aparece en diversos idiomas en nuestra Abya Yala y otras regiones del mundo, que van del árabe al hindi, y sonidos similares en lenguas andinas (Momoy, Monandá, Mojanda), rapanui (Moais), guanche (Mogán), con significados diversos, sin tener relación alguna con la etimología griega del verbo mojar.
Comento estas referencias sobre nuestros lugares de origen, porque quiero establecer el paisaje raigal de pertenencia del candidato bolivariano a la Gobernación del Zulia, Luis Gerardo Caldera Morales. El 25 de mayo vamos a elegir gobernador (además de diputados a la Asamblea Nacional y legisladores al CLEZ), y el municipio Mara está jugando un papel estelar en esta elección, ya que el abanderado del Partido Socialista Unido de Venezuela y Gran Polo Patriótico, es coterráneo de la nación del Cacique Nigale, y es ésta la primera marca que caracteriza la candidatura de Luis Caldera: su carácter originario.
Luis es muy cercano a los pueblos indígenas, muy querido por las comunidades wayúu, cuyos elementos distintivos (sombrero, grafos icónicos de los clanes bordados en guayaberas) gusta utilizar con galanura, además de ser buen bailador del yonna.
Luis Gerardo es un muchacho que viene de una familia de gran raigambre en el municipio Mara; por parte de su papá (a quien conocimos como Luisito, añú formal y elegante que abrazó con entrega la vocación médica), la familia Caldera llegó al Moján por allá por los ’60 y se establecieron en la comunidad de Nazaret, que es el Moján originario, para decirlo en dos palabras. Dicha familia es proveniente de la Laguna de Sinamaica (Warushar), es decir, se trata de un clan añú de pura cepa, pueblo ancestral del estuario maracaibero, que también teníamos comunidades importantes en el sur lacustre y la costa oriental, como Paraute, incendiado por las petroleras en noviembre de 1939.
Así que nuestro candidato Luis Caldera es un karei kayawuori añú (fuerte guerrero). Por parte de su mamá, cariñosamente llamada Mela por toda la generación mohanense de entonces, hija de Abigail Morales, uno de los hombres más trabajadores del campo marense, a quien mi abuelo Ángel Antonio Ocando, vecinos de La Rosita (igual que el Catire López, abuelo de la señora esposa de Luis Gerardo), admiraba muchísimo, porque era un hombre de alpargata que madrugaba y trabajaba un sinfín de horas diarias, llegando a ser uno de los principales productores avícolas del Zulia, a punta de esfuerzo y tenacidad, laborando de sol a sol y de domingo a domingo como dice la canción.
A través de estas mínimas semblanzas, podemos apreciar que Luis viene de familias muy queridas por todo el pueblo marense, por todo el pueblo añú y wayúu, la gente trabajadora, el campesinado, los profesionales, comerciantes, emprendedores, mujeres y hombres de la marensidad bonita, humilde, fraterna, de donde venimos. Por eso, además de ser un alcalde exitoso en grandes logros de infraestructura y servicios públicos, Luis no descuida los elementos sociales y se compromete profundamente con las comunidades más necesitadas en la construcción de viviendas, en los proyectos de salud (que ha anunciado serán prioridad de su gubernatura); ya vimos que la Alcaldía de Mara la convirtió en una gobernación de todo el municipio, que es muy extenso como ustedes saben, llega hasta la frontera con Colombia, y todas esas comunidades apartadas saben del trabajo de Luis Caldera y su equipo, donde destaca otro añú-wayúu como el doctor Elio Morán; por eso no tenemos ninguna duda de que Luis va a ser muy buen gobernador, porque además, supo desarrollar con pericia las relaciones con el poder central, con los poderes regionales, logrando muchos aportes de PDVSA y Corpozulia para tantos asuntos que debían ser atendidos.
El Zulia necesita un liderazgo que tenga interés en renovar, que le ponga corazón, que se emocione con esta tarea nueva que va a asumir, y no políticos desgastados con discursos manidos, repetitivos, que no tienen creatividad, que no tienen la posibilidad de ir más allá de donde ya intentaron y no llegaron. Por eso Luis también significa una renovación con fuerza, con ímpetu, con buena vibra para todas las tareas que hay por hacer en el estado, razones adicionales para estar muy contentos de poder apoyar su candidatura y estoy seguro que eso es lo que piensa la mayoría del pueblo zuliano.
II.
Por último.
El Zulia es un estado-región de importancia geoestratégica. Tenemos una tercera parte a nivel nacional de la frontera terrestre con Colombia, desde Castilletes hasta la muy problematizada zona del Catatumbo.
Zulia es el Lago de Maracaibo con sus 132 ríos y caños, desde el piedemonte andino al Golfo de Venezuela, desde la Sierra de Perijá a la petrolífera Costa Oriental del Lago: 63.100 km2. Limitamos con la mayor economía criminal del mundo en materia de cocaína y tráfico ilícito de armas, para una guerra interna colombiana que lleva más de setenta años y sigue agravándose, con la injerencia transnacional imperialista y sus aparatos paramilitares, mercenarios y bases militares, como factor peligrosamente perturbador.
Somos un territorio de potenciales productivos y creativos infinitos, muchos de los cuales se hayan deprimidos por efecto de la agresión imperialista bajo la guerra híbrida mutante que nos ha aplicado el gobierno estadounidense en complicidad con sus lacayos internos y vecinos.
Necesitamos una gobernación bolivariana radical, vigilante, imbricada con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en perfecta unión cívico-militar-policial para defender a todo trance la soberanía nacional y la paz con estabilidad política-institucional que requiere la Patria para salir adelante en un mundo conflictuado, pero que busca salidas a través de la multipolaridad y el fin del hegemonismo civilizatorio eurocéntrico y anglo-norteamericano.
El Presidente Nicolás Maduro ha hecho maravillas para sostener la existencia nacional. El Zulia puede ser un factor decisorio en la consolidación de esa Venezuela potenciada como botalón de la soberanía, autodeterminación y emancipación social continental.
De allí el carácter histórico de la elección del 25 de mayo. Debemos aportar una mayoría calificada en la Asamblea Nacional para la normalidad institucional y la revolución legislativa en marcha. Y debemos asegurar un triunfo contundente en la Gobernación del Zulia para garantizar un bastión inexpugnable de la Revolución Bolivariana en la tierra del más Brillante y Leal, el primer militante bolivariano de la Historia Patria: el General en Jefe Rafael Urdaneta.
¡Leales como Urdaneta, irreductibles como el Cacique Nigale! ¡Con Luis Caldera a la Gobernación, este 25 de mayo, Venceremos!
Yldefonso Finol
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