Dirwings Arrieta
La oposición venezolana ha cultivado a lo largo de los años una serie de falsas expectativas en torno a la posibilidad de derrocar al legítimo gobierno del Presidente Nicolás Maduro. Este discurso, que se presenta como una lucha por la democracia y la libertad, esconde una agenda mucho más oscura: la intención de activar una intervención militar extranjera que desestabilizaría aún más al país y entregaría nuestras riquezas a los poderes económicos internacionales. La narrativa de la oposición se basa en la premisa de que el gobierno es ilegítimo, pero esta afirmación no solo ignora el contexto histórico y político de Venezuela, sino que también minimiza el sufrimiento de un pueblo que ha enfrentado múltiples dificultades , entre ellas bloqueo , sanciones y crisis.
La supuesta defensa de la democracia que proclaman los líderes opositores es, en realidad, una fachada. En lugar de promover un diálogo constructivo y soluciones pacíficas, la oposición ha optado por exacerbar la polarización y fomentar el descontento social. Este enfoque no solo ha debilitado la cohesión nacional, sino que ha alimentado la narrativa de que la única salida viable es la intervención externa. La historia nos ha mostrado que las intervenciones militares suelen traer consigo un caos aún mayor, y Venezuela no sería la excepción. La idea de que un ejército extranjero podría «liberar» al país es una ilusión peligrosa que ignora la autodeterminación y la soberanía de los pueblos.
Además, detrás de este discurso de liberación se encuentra un interés palpable por parte de actores internacionales que buscan acceder a las vastas riquezas naturales de Venezuela. El petróleo, el oro y otros recursos estratégicos son el verdadero objetivo de quienes promueven la intervención. En este sentido, la oposición se convierte en un mero instrumento de intereses foráneos, traicionando así los intereses del pueblo venezolano. La lucha por la democracia no puede ser un pretexto para la explotación de nuestros recursos, ni para la injerencia en nuestros asuntos internos.
Es fundamental que la ciudadanía venezolana tome conciencia de esta manipulación. La verdadera democracia se construye desde adentro, mediante el diálogo y el respeto a la voluntad popular, no a través de la violencia ni de la intervención extranjera. La oposición debe asumir una postura más responsable y dejar de lado las expectativas irreales que solo fomentan la desesperanza. En lugar de soñar con un cambio que depende de fuerzas externas, es momento de trabajar en la reconstrucción del país desde sus cimientos, promoviendo un verdadero proceso democrático que incluya a todos los sectores de la sociedad.
En este contexto, es crucial resaltar la disposición y preparación de los hijos de Chávez y de los revolucionarios del mundo para enfrentar militarmente cualquier invasión en el sagrado suelo de la patria de Bolívar. La defensa de nuestra soberanía es un deber sagrado, y aquellos que hemos heredado el legado de la revolución estamos listos para luchar por la independencia y la dignidad de nuestra nación. La resistencia ante cualquier intento de intervención será firme y decidida, reafirmando que Venezuela no cederá ante las presiones externas.
Las falsas expectativas de la oposición venezolana no solo son una amenaza para la estabilidad del país, sino que también ocultan un interés por parte de potencias extranjeras que buscan aprovecharse de la situación. La lucha por la democracia debe ser auténtica y centrarse en el bienestar del pueblo, sin caer en la trampa de la intervención militar que solo traería más sufrimiento y caos a nuestra nación. Es hora de que los venezolanos de bien nos unamos en un esfuerzo por construir un futuro en el que se respete nuestra soberanía y se valore la riqueza de nuestra tierra. La defensa de Venezuela es un compromiso de todos, y no permitiremos que nadie ponga en peligro nuestra patria.
Como diría Publio Flavio Vegecio :
«Si vis pacem, para bellum: si quieres la paz, prepárate para la guerra»,
Por la patria
Nosotros Venceremos ..
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