Opinión

Las elecciones de mayo

Luis Fuenmayor Toro
28 de mayo, 2025 - 11:39 am
Luis Fuenmayor Toro

Por Luis Fuenmayor Toro

 

Ganó nuevamente la abstención, en una magnitud similar a la que venimos padeciendo en la última década. No es sólo que ganó la abstención, pues si nos ponemos seriamente a ver y a analizar las cifras, la abstención viene ganando desde hace mucho tiempo, más allá de este siglo y de la existencia de los gobiernos autodenominados revolucionarios.

¿O es que las victorias de Carlos Andrés Pérez II y de Caldera II fueron sobre la base de una buena participación electoral? Revisen y encontrarán la decisiva presencia del fenómeno abstencionista, que continuó en la elección de Chávez de 1999, en la elección de los diputados a la Asamblea Nacional Constituyente, en la aprobación de la nueva Constitución y en la reelección posterior de Chávez en 2000, en el revocatorio de 2004, en la Asamblea Nacional en 2005… ¿Y acaso no estuvo presente también en las presidenciales de julio de 2024?

Los dos nuevos elementos hoy, si es que realmente lo son, si es que se trata de dos variaciones cualitativas reales e importantes, son la magnitud extrema de la abstención, que ya se alcanza el 80 por ciento del total de votantes, y el hecho recurrente de que, a pesar de la misma, hay unos votantes que por distintas razones: ideológico-afectivas, beneficios socioeconómicos o miedo, continúan votando por un gobierno que en absoluto satisface sus necesidades vitales, ni crea condiciones para que el país mejore, sino que los mantiene en una profunda miseria.

Una quinta parte del Registro Electoral Permanente sigue asistiendo a las urnas, algunos en forma entusiasta, otros voluntariamente por conveniencia individual y otro tanto obligado por distintas circunstancias. Así se dieron las elecciones recientes, tal y como estaba previsto, y sus resultados fueron tal y como se podía prever.

Estamos claramente en presencia de un gobierno que gobierna sólo para seguir gobernando, lo que no significa que los gobiernos anteriores de Venezuela no estuvieran interesados en perpetuarse, sólo que ellos tenían por lo menos un cierto proyecto de país, que significaba construir algo de bienestar y progreso para la gente, de manera de no rezagarse en el mundo contemporáneo actual. Avances educativos, de salud, culturales, de servicios, de seguridad, de participación, de ciudadanía, de libertad individual y colectiva, de legalidad y de justicia social. Todo eso está ausente en la actualidad y se pretende cubrir esta falta con un discurso demagógico-rimbombante, falaz, que asumió la dependencia ramplona y la política del igualitarismo perverso, que nos rezaga como nación en el mundo y nos aleja cada vez más de las posibilidades de recuperación.

Tan extrañamente confusa es la situación electoral del presente, que los ganadores se encuentran en los extremos enfrentados supuestamente a muerte. Es sin duda una elección curiosa, en la que el gobierno y sus seguidores celebran su triunfo, al mismo tiempo que sus opositores más recalcitrantes y sus fanáticos también lo celebran. El mismo resultado, celebrado por ambos. Ambos triunfaron.

Lo celebra Maduro y lo celebra María Corina; lo celebra Diosdado junto con Leopoldo López; lo hacen Delcy y Magalli Meda, Padrino López y Simonovis. Las imágenes de Maduro y María Corina juntos, alzando sus brazos en celebración de la victoria del 25 de mayo, son muy aleccionadoras de qué fue lo que realmente sucedió. Se confirma la tesis de que una imagen vale más que mil palabras, en la descripción de un hecho. Todos ellos están alegres y festejando.

Sólo están tristes los millones de venezolanos al margen de un conflicto que ya los tiene hartos, pues en absoluto les depara alguna mejoría, aunque fuere pequeña, de la inmensa desgracia que se vive. Fueron ellos quienes perdieron, quienes vienen perdiendo desde el siglo pasado, para no ir más lejos en la historia; quienes parecen estar condenados a no cansarse de perder. Perdieron también, aunque éstos pueden ir transformando la derrota en una victoria en el mediano y largo plazo, los grupos, partidos, dirigentes y militantes, que genuinamente participaron en la contienda electoral, que se acercaron a los venezolanos de a pie e hicieron todo lo posible, en el corto tiempo habido, para que se incorporaran en la lucha por su bienestar y el de la nación.

Esta vez, volvió a perder Venezuela, pero aún no se ha perdido a Venezuela. Vendrán nuevos escenarios y nuevas luchas.

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