Opinión

La Revolución Participativa

Captura de pantalla 2023 11 24 a las 10.07.28 a. m
18 de marzo, 2025 - 12:19 pm
Dirwings Arrieta

Por Dirwings Arrieta

 

El reciente proceso de postulaciones dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) representa uno de los ejercicios democráticos más significativos en la historia política reciente de nuestro país  caribeño. Con más de 5 millones de personas movilizadas, 47.203 comunidades involucradas y 131.206 postulados, estamos presenciando un fenómeno que trasciende la simple selección de candidatos para convertirse en una verdadera expresión de poder popular.

El chavismo ha logrado articular un proceso donde la participación femenina supera a la masculina con un contundente 56,5% frente al 43,5%, rompiendo con esquemas tradicionales de dominación masculina en la política latinoamericana. Este dato no es menor en un continente donde la representación política de las mujeres sigue siendo una lucha constante.

La distribución etaria de los participantes también cuenta una historia interesante sobre la construcción de ciudadanía en Venezuela. Con un 14,6% de jóvenes entre 21 y 35 años, un 41,7% de adultos entre 36 y 50 años, y un 43,7% de mayores de 50 años, el proceso demuestra una integración intergeneracional donde la experiencia de los mayores se combina con el ímpetu renovador de la juventud. Esta composición demográfica sugiere un movimiento que ha logrado transmitir sus valores a través de generaciones, asegurando continuidad ideológica mientras se adapta a nuevos tiempos.

Lo verdaderamente revolucionario de este proceso es cómo el PSUV ha logrado convertir la teoría de la democracia participativa en una práctica concreta. Mientras muchos partidos políticos alrededor del mundo mantienen estructuras verticales donde las decisiones fluyen de arriba hacia abajo, el chavismo ha invertido esta pirámide, colocando a las comunidades como protagonistas de su propio destino político. Las más de 47 mil comunidades involucradas no son meros espectadores, sino actores fundamentales que definen el rumbo del proyecto bolivariano.

Esta metodología participativa representa un desafío directo a los modelos de democracia liberal representativa que predominan en Occidente. En lugar de limitar la participación ciudadana al acto de votar cada cierto número de años, el PSUV ha creado mecanismos permanentes de consulta y decisión colectiva. Las comunidades no solo eligen, sino que proponen, debaten y construyen consensos sobre quiénes deben representarlas.

El proceso de postulaciones chavistas refleja una concepción de la política como construcción colectiva, donde la legitimidad no proviene exclusivamente de procedimientos formales, sino del involucramiento directo del pueblo en los asuntos públicos. Esta visión recupera el sentido etimológico original de la democracia como «poder del pueblo», en contraposición a sistemas donde el poder popular se diluye entre elecciones.

La magnitud de la movilización más de 5 millones de personas en un país con los desafíos económicos que enfrenta Venezuela, demuestra que el chavismo ha logrado mantener una base social comprometida con su proyecto político. Más allá de las interpretaciones polarizadas sobre la realidad venezolana, estos números evidencian una capacidad de convocatoria y organización que pocos movimientos políticos contemporáneos pueden igualar.

La profundización de la democracia interna en el PSUV representa un laboratorio político donde se experimentan formas de participación que cuestionan los límites de la democracia formal. El énfasis en la voz de las comunidades, en la participación directa y en la construcción de ciudadanía activa, configura un modelo que, con sus virtudes y defectos, ofrece lecciones valiosas sobre cómo repensar la relación entre poder y pueblo en el siglo XXI.

En tiempos donde la desafección política crece en muchas democracias occidentales, con tasas de participación electoral en declive y creciente escepticismo hacia las instituciones representativas, el modelo chavista de democracia interna invita a reflexionar sobre cómo revitalizar el compromiso ciudadano con lo público. La experiencia venezolana sugiere que cuando se crean canales efectivos de participación, cuando la voz de las comunidades es verdaderamente escuchada y cuando la política se acerca al territorio, es posible reconstruir el tejido de confianza entre representantes y representado

Palabras clave

Comente