«La libertad es el futuro», es el lema de una jornada de afinación ideológica preparada en los laboratorios del Pentágono, para ser aplicada a la actual situación venezolana.
La propaganda es guebeleana, cuando tergiversa el tema y la conclusión: El socialismo es el futuro, discutido en el 13º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros celebrado en Atenas del 9 al 11 de diciembre de 2011 con la participación de 78 partidos de 59 países.
Una de las conclusiones del encuentro de los comunistas del mundo expresa: «La lucha ideológica del movimiento comunista es de importancia vital con el fin de defender y desarrollar el socialismo científico, afrontar el anticomunismo contemporáneo, confrontar la ideología burguesa, teorías anticientíficas y corrientes oportunistas que rechazan la lucha de clases, y combatir el papel de las fuerzas socialdemócratas que defienden e implementan políticas antipopulares y proimperialistas mediante el apoyo a la estrategia del capital y del imperialismo».
La contraofensiva ideológica del imperialismo, mediante la ejecutoria de JJ Rendón y Álvaro Uribe, monta en Caracas un Foro con el contrabando de «la Libertad es el futuro» e invitan al español Mario Vargas Llosa, premio nobel de literatura del 2010 como figura central del evento.
¿Cuál es la libertad que el imperialismo defiende en la boca del traidor a toda noción de arraigo latinoamericano y caribeño, Mario Vargas Llosa? Su libertad; esa misma libertad del proyecto moderno que faculta e impulsa al individuo burgués a alcanzar sus metas empresariales para la explotación del hombre por el hombre.
A la verdad científica del socialismo es el futuro, los expertos de la propaganda nazi le anteponen el contrabando de la libertad es el futuro. Es preciso definir claramente el carácter de esa libertad imperialista, que la contraofensiva fascista quiere imponer, en el momento que se celebran los encuentros del gobierno bolivariano y la oposición en un intento por lograr la paz y la convivencia, y en el que la exigencia por parte de la MUD de una ley de amnistía para institucionalizar la impunidad, experimenta un rechazo del pueblo trabajador venezolano, víctima de la violencia fascista.
El carácter de esa libertad se expresa en el pobre discurso político de Vargas Llosa, lleno de lugares comunes que no dicen nada nuevo. De algún modo el reaccionario escritor nos reitera la democracia corporativa del imperialismo como garante de la libertad de los pueblos sometidos por el yugo capitalista. Es el mismo discurso de la tiranía puntofijista y de la escalada fascista en contra de Venezuela.
Esa libertad imperialista, materializada en los rigores del capital financiero tiene a más de la mitad de la población mundial sobreviviendo con dos dólares diarios, mata de hambre cerca de 40.000 niños todos los días; invierte milmillonarias sumas de dinero para convencer al mundo que su libertad es también la libertad de los pueblos trabajadores que somete a la esclavitud de su explotación.
Vargas Llosa como enviado del imperialismo pretende que nosotros tengamos la libertad capitalista que tiene Colombia, Chile y Perú, como ejemplo latinoamericano. Libertad para morirse de hambre, como lo expresara, el camarada Alí Primera.
El futuro es la libertad social de los pueblos trabajadores en su lucha por derrotar al capitalismo. El socialismo es el futuro.
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