Por muy dilatada que sea la experiencia, en el trabajo, para producir obras o provocar grandes sucesos, esta no se hace historia sino cuando crea la ciencia, cuyos resultados modifican o impactan significativamente el modo de producción en el espacio y en el momento dado, hasta cambiarlo por otro más desarrollado.
El desarrollo se entiende por cambiar la condición privada por la condición social de la democracia, la libertad, el poder, y la vida. En la URSS hubo hasta el año 89 del siglo pasado, el modo de producción socialista, hasta que el imperialismo, fase superior del capitalismo, al decir de Lenín, desató sobre la clase obrera y trabajadora de la Unión Soviética, una intensa campaña de estupidización; en medio de esta fiebre reculadora, la banda de los ladrones empresariales traídos por Yeltsin y Gorbachov se robaron 280.000 empresas que habían sido construidas y gerenciadas por sus trabajadores, dueños de ellas, y del poder.
La repugnante victoria del capitalismo sobre el socialismo en la URSS, constituye el retroceso histórico más grande y lamentable de todos los tiempos; es como si en pleno siglo XXI un resucitado feudalismo hiciese retroceder al capitalismo en Alemania, le robara todas los medios de producción a los burgueses, y los condenara a vivir como siervos de sus glebas en las inmediaciones de sus nuevos castillos medievales.
El capitalismo, en Rusia busca una nueva correlación de fuerzas en la nueva configuración del imperialismo, en la cual tiene puntos coincidentes con el capitalismo en China. Sin embargo, en este paroxismo de estupidización, los proletarios del mundo no se unen como clamaba Marx y Engels en el corolario del Manifiesto del Partido Comunista, en 1848.
Como el capitalismo es dueño de su democracia, su libertad, su poder, y de la vida de sus explotados, no le importa acabar con el equilibrio del medio ambiente, en todo el planeta, y que afecta la pervivencia de todas las expresiones de vida en este nuestro mundo; lo más grave de todo es que la estupidización humana se lo permite; y se lo permite porque hay una negación de la lucha de clases, y como resultado de esa negación, el capitalismo se hace supremo y eterno; se cancelan todos los movimientos de clase oprimida para cambiar la condición privada de la vida por la social, y se levanta una profusión de movimientos de identidad, llamados sociales, que prometen transformarlo todo para no cambiar nada.
Cómo la lógica capitalista ha logrado reimponerse en casi todo el mundo, está como dicen, de vuelta, planea construir una buena cantidad de Mac Donald en las ciudades más importantes de Cuba, tan prontamente como lo hiciese en su oportunidad en la URSS; ellos piensan acabar con la Revolución Cubana, pero tenemos la certeza que la gesta del heroico pueblo de Cuba por construir la historia socialista en la isla de José Martí, no podrá ser vencida por la estupidización imperialista.
El capitalismo en su práctica demencial y genocida, utiliza el terrible «fracking», o fracturación hidráulica, sin importarle los daños colaterales al medio ambiente del planeta; se ha metido en Argentina desde el 2010; ha llegado a Colombia. Las terribles consecuencias para la salud y la vida en el planeta serán incalculables, pero el capitalismo sigue: acabando con las fuentes de agua dulce en el planeta; se empecina en continuar con la explotación del carbón, un viejo recurso energético, casi que obsoleto en todo el mundo por su alto grado de contaminación, y que en el estado Zulia se ubica muy cerca de los embalses.
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