GOLPE DE TIMON

22 de diciembre, 2014 - 7:20 pm
Redacción Diario Qué Pasa

En estos días donde las agujas del reloj y las páginas del calendario nos indican que un nuevo año se acerca y el año que discurre agoniza llevándose consigo las alegrías, las vicisitudes, los avances de la sociedad, de las naciones y del mundo, cuando pensamos que no hay cosas, asuntos ni eventos transcendentales fuera de las festividades de pascuas y feliz año nuevo que nos puedan sorprender, nos asalta la figura del presidente afroamericano de la primera potencia mundial ante las pantallas de nuestros televisores para anunciarnos que el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica decide, sin consulta previa al Congreso, un cambio de la política exterior con respecto a las relaciones bilaterales con la República de Cuba.

Las principales cadenas informativas del planeta asumieron la intervención del huésped de la Casa Blanca como la noticia del momento en el instante que, simultáneamente, los mandatarios de Cuba y Estados Unidos explicaban a la comunidad internacional detalles de la liberación de los «héroes» cubanos prisioneros en cárceles estadounidenses y de dos ciudadanos norteamericanos que igualmente estaban recluidos en cárceles cubanas, uno de ellos el contratista Allan Gross y otro ciudadano del cual se desconoce su identificación, siendo procesado por las mismas causas de Gross.

Al mismo tiempo, ambos mandatarios anunciaban el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, que un día antes habían madurado en conversación telefónica secreta que duró aproximadamente 45 minutos, que fungió como el punto definitorio de otras reuniones celebradas en Canadá durante meses con la anuencia del Santo Pontífice, que incluyen indefectiblemente la designación de sus respectivos embajadores, un hecho que sin lugar a dudas marca una pauta en la historia continental al iniciar un proceso que le pondría fin al embargo y acciones hostiles, convirtiéndose, el premio nobel de la paz, en un desafiante a la política conservadora del país del norte, apostando de manera audaz a un reconocimiento casi inevitable de toda América y gran parte de los líderes del mundo, dejando con tal decisión encolerizados a los congresistas que han pedido un recrudecimiento a las políticas en contra de Cuba y nuestro país, sacando al tablero una carta jugada frente a las posiciones del partido Republicano.

Ahora bien, en este lado del continente, los venezolanos fuimos sorprendidos 30 horas después del este anuncio electrizante del  restablecimiento de las relaciones con Cuba, de la firma del proyecto de ley enviado al despacho oval por el congreso que sanciona a funcionarios de nuestra administración, decisión que pensábamos improbable debido a que podría traer repercusiones sobre el mercado energético mundial por el importante papel que juega Venezuela como sustancial productor de petróleo. De hecho, ya se había puesto en marcha  una sanción no solo a Rusia sino también a nuestro país al desarrollar, en contra de todas las advertencias ecológicas, tecnología agresiva para el medio ambiente, el petróleo de Esquisto, que ha provocado posiciones divergentes en el seno de la OPEP sobre el tan ansiado recorte de la producción petrolera que el reino Saudí y sus aliados del Medio Oriente se niegan a autorizar.

Por lo pronto, ha resultado un verdadero golpe de timón las últimas decisiones del mandatario estadounidense de acercamiento a las políticas de apertura de Raúl Castro y de alejamiento a quien ha sido por años su proveedor fiel de combustibles, toca entonces apelar a la  tolerancia de Voltaire, y pedir el respeto con diplomacia de altura, teniendo claro que el dialogo y el entendimiento son virtudes que superan cualquier atisbo de intransigencia, más aun cuando están en juego los destinos de nuestros pueblos.

Si en 45 minutos se pudo definir el fin de una guerra fría entre dos naciones sin la necesidad de la presencia física de los lideres involucrados, pues, nos sobra el tiempo y las ganas para resolver nuestros conflictos y demostrar el ímpetu de Marti, O`Higgins, Miranda, Sucre, Urdaneta, Bolivar, y unos cuantos próceres más que con el sacrificio de sus vidas nos dieron la patria de la cual hoy somos los responsables.

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