Por Soc. Enrique Parra*
Para pelear, luchar, combatir, batallar, disputar, pugnar, contender, guerrear, rivalizar y enfrentarse es indispensable al menos dos entidades.
Siendo así, el orden político cualquiera que sea requiere de dos o más movimientos políticos-ideológicos, para dinamizar la construcción de la política al calor de la lucha por el poder, determinada por el pluralismo social.
La construcción de la política con base en la pluralidad social se desenvuelve fundamentalmente en los sistemas democráticos, soportado en la axiología y la libertad de los ciudadanos para organizarme, promover y luchar desde la política por sus convicciones, tesis y proyectos de sociedad.
Por lo tanto, la democracia alberga en su ordenamiento jurídico el derecho a la libertad de expresión, a la libre asociación con fines políticos y a la promoción, constitución y desarrollo de partidos políticos con activismo militante estratégico en la búsqueda del poder político, enmarcado en la Constitución y las Leyes establecidas como reglas del juego.
Siendo así, la evolución de la democracia en Venezuela procura en la actual circunstancia del sistema de partidos fomentar el resurgimiento, el aparecimiento de nuevas generaciones de dirigentes demócratas y con claro sentido de nación, capaces de liderar organizaciones con fines políticos de oposición al Gobierno Bolivariano.
Líderes convencidos de incorporarse al desenvolvimiento democrático del país, mediante partidos políticos legalizados e ideológicamente definidos con militancia organizada, provistos de tesis programáticas, con propuesta de país, colores, símbolos y tarjeta electoral.
En consecuencia, llegó la hora de abandonar el lamentable proceso antihistórico y antipolítico de desdibujar y entregar las banderas político ideológicas de los partidos políticos de oposición tradicionales y emergentes en Venezuela, a cambio de una cohabitación confusa, sin claridad programática, sin liderazgo y escasa en convocatoria de sectores populares.
Tal estrategia política oposicionista ha consistido en armar parapetos organizativos «unitarios» –bajo el devorador desencuentro humano de sus impulsores– para el cobijo electoral, ante su incapacidad de conquistar la voluntad eleccionaria del pueblo soberano.
Incapacidad político electoral, frente al entonces liderazgo político y moral de Hugo Chávez y el hoy liderazgo victorioso de Nicolás Maduro soportados en la fuerza popular organizada del Psuv.
ENTREVEO N° 129
Maracaibo, 09/03/2025
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