Por el Soc. Enrique Parra
Hoy la mayoría de los venezolanos observan con entusiasmo patrio y esperanza el despegue económico y financiero del país, así como también, viven la elevación moral como pueblo que resiste y vence con dignidad, al oprobioso bloqueo imperialista.
No obstante, es desconcertante registrar frente a esta heroica victoria popular, un deleznable comportamiento de algunos «libre pensadores» y «militantes» de la revolución.
Aquellos que con descaro e impunidad dedican gran parte de su «comunicación política», para intentar destruir con arteras descalificaciones, afrentas infames, cálculo egocéntrico necio y denuncias infundadas a través de las redes sociales, a compatriotas que se la juegan día a día en el fragor del intenso proceso político, que impone la Revolución.
Ese esfuerzo comunicacional es inútil, por cuanto no comporta su función combativa, de estar dirigido a enfrentar a la oposición y a sus dirigentes que sí son, por tradición histórica, demagogos, ladrones, corruptos, fascistas y apatridas. Los de Chávez son inocentes, hasta que se compruebe lo contrario. No a la inquisición politiquera, del mismo palo.
De manera que la denunciadera folklórica transparenta despropósito político y denota cobardía, anemia ética y desvanecida consciencia revolucionaria. Lo que por lo general deviene, del analfabetismo funcional político o el infantilismo revolucionario.
En tal sentido el Comandante Eterno, reivindica la crítica y la autocrítica leninista de esencia constructiva, fraterna, responsable, moral y cohesionadora.
Crítica y autocrítica concebida para alcanzar resoluciones equilibradas de controversias, morigerar el desencuentro interno, prevenir desviaciones tomando las decisiones más inteligentes y ejemplarizantes correctivos, en aras de controlar conductas alineadas y anárquicas.
En consecuencia, se trata de ser irreverentes en el debate interno, pero, leales y solidarios en la acción política, en las catacumbas del pueblo.
Es así como la práctica estricta de la crítica y la autocrítica supera los obstáculos, que obstruyen el camino a la consolidación política y organizativa del Partido. la disciplina de la militancia revolucionaria, es indispensable.
De modo, que el comportamiento revolucionario y Chavista no es otro más que orientar y avanzar con unidad, racionalidad, fuerza popular y compromiso en la accion política cotidiana en los territorio, relanzado la estoica militancia de la mano con la vanguardia dirigencial, para potenciar el esfuerzo político-organizativo de la Dirección Nacional y el liderazgo solido del Presidente Nicolás Maduro, al frente del victorioso Gobierno Bolivariano.
La cita político-electoral del 2024, exige a los revolucionarios de la Patria unidad irrestricta. La victoria popular es compleja, solo la fuerza integradora de todos los Revolucionarios la hará posible.
«La unión debe salvarnos, como nos destruirá la división si llega a introducirse entres nosotros».
Simón Bolívar
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