Entre el Tener y el Ser

30 de marzo, 2014 - 2:04 pm
Redacción Diario Qué Pasa

En 1976 cuando Erich Froom escribió su ensayo Del Tener al Ser, entre otras cosas, intentó  explicar,  cómo  la Promesa del Progreso Ilimitado había fracasado y que de la trinidad de; «producción ilimitada, libertad absoluta y felicidad sin restricciones», solo quedaba la resaca de un mal sobrevivir. Otra de las intenciones fue llenar de contenido los elementos que dieron título al ensayo Del Tener al Ser. Continuando el texto Froom hace una afirmación que a nuestro humilde entender es fundamental para entender la diferencia entre el tener y el ser y que nos ayudará a entender nuestro hoy;  «La avaricia y la paz, se excluyen mutuamente».

Durante los últimos 48 días, los venezolanos hemos atestiguado cómo  la destrucción, el miedo, el secuestro, la agresión física y verbal, la violación de Derechos Humanos y civiles, el asesinato y la asechanza, han pretendido convertirse en sinónimo de protesta.

Y además, es de hacer notar que pese a los múltiples  llamados a la paz del Gobierno, un grupo minoritario, aunque muy agresivo y activo, se ha hecho reticente a cualquier forma de diálogo, y se han centrado en una consigna que a mí entender define el origen y el propósito final de las protestas. «Maduro renuncia» o «Maduro ilegítimo».

Además de la ciega negativa a la conversación, es notable que este modelo de protesta, está comprometido a sacar de la escena las leyes de protección al consumidor, la de precios justos, el Sicad II, el aumento del sueldo mínimo, la guerra al contrabando de alimentos y gasolina.

Todo parece atestiguar que la actual confrontación es finalmente de carácter económico, y entre el mundo del capital y el mundo del trabajo.

Entre tener razón y ser razonable

«En el modo de existencia del tener, mi relación con el mundo es de posesión y propiedad, deseo convertir en mi propiedad todo el mundo y todas las cosas, incluso a mí mismo». E. Froom.

El que «guarimbea» siente que tiene poder sobre el otro y es, (aunque por espacio limitado de tiempo), dueño de los otros. Es propietario de hombres, animales y cosas, tiene dominio del tiempo y espacio del otro, incluso de sus miedos y deseos, aun de la salud y la vida. Es una especie de Dios tiránico, es el dueño único de la razón.

Supongamos un diálogo entre Gobierno con idea X y la oposición  con idea Y, al final deberá existir una posición Z,  enriquecida por la calidad y cantidad de X e Y. El negarse a dialogar implica, en última instancia miedo a temer que modificar su opinión, porque es una de sus posesiones y perderla significaría empobrecerse. El razonamiento es que sin diálogo… tengo la razón y seré propietario de la verdad.

Para dialogar es necesario estar en el modo del «Ser» y no en el de «Tener». Dialogar significa que los individuos se basan en el hecho de que son, de que están vivos y que algo nuevo surgirá si tienen el valor de entregarse y responder. Se entregan plenamente al diálogo, sin inhibiciones, porque no les preocupa lo que tienen son lo que son.

Démosle un chance a la paz

«El diálogo es contagioso, y ayudará al otro a trascender su egocentrismo. Así, la conversación dejará de ser un intercambio de mercancías, (información, conocimientos, status) y  se convierte en un diálogo en el que ya no importa quién tiene la razón». E. Froom.

Solo si dialogamos lograremos un consenso, pero debemos recordar que al ser avaros en el razonamiento, somos excluyentes con la paz.

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