Corrupción y Habilitante

27 de octubre, 2013 - 6:04 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Los casos de corrupción son en Venezuela, una ruleta rusa; a Edgardo Parra, alcalde de Valencia, le explotó la carga mientras el gobernador de Carabobo y el candidato a alcalde salieron a avivar la llama. El gobernador pasó por alto que su hermano, presidente de Pequiven, afronta averiguaciones por presunto desfalco en el cuasi olvidado caso de las Petrocasas, además de ser acusado por, presuntamente, suministrarle urea a los narcos Makled, mientras otro hermano fue registrador mercantil cuando se inició la mafia mas corrupta de Carabobo.

El actual candidato a alcalde ha sido indiciado de ser cómplice de todas las barbaridades de los salas en Carabobo cuando fue presidente del Consejo Legislativo de ese estado, nos referimos al yerno del presidente del Psuv en el estado. La gente comenta con ironía que, luego de vivir durante años en la zona sur (la más deprimida de Valencia), se mudó al norte, sector de la clase media alta y altísima.

Sí hay corrupción en la alcaldía, pero el escándalo para simular «eficiencia» en esta supuesta «lucha» debe hacerse guardándose las espaldas. Allí, en el estado vecino, esta tablante, indiciado como uno de los gobernadores más ladrones con un libro como coautor sobre el tema.

¡Qué descaro!; al igual que todos los que logran salir por la puerta grande libres de polvo y paja, entre ellos dos exmagistrados nombrados por el sector Gobierno en clara demostración de los infiltrados rojos rojitos.

Es como para no creer en nadie, ya que la ambición campea por sus fueros. ¡Por allí viene Maduro con los ganchos en ristre!

Mientras tanto, Calixto Ortega, quien militó ostensiblemente en Copei-Zulia hasta hace quince años y desdoblado en rojo rojito, está ahora, luego de breves estadía en Washington, como vicecanciller en Europa, como premio por su ¿Loable gestión?, en la capital estadounidense. ¡El caradurismo en su máxima expresión!

El caso de la oposición en Venezuela, léase Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y la claque de Antonio Ledezma, llama sobremanera la atención. No han llegado a Miraflores y se jactan mostrando sus garras, cual «manos de seda».

Precisemos que históricamente esta oposición siempre obró cual aves de rapiña con el erario público. Los que antes fueron poder están en la acera de enfrente y continúan con sus viejas prácticas de depredadoras desde la oposición; están obnubilados por la lluvia de «verdes» que les cae desde el norte y desde los altares de la burguesía parasitaria. De un tiempo acá se han quitado la careta.

Hoy auspician la corrupción exaltando a sus adelantados en esa alevosa práctica contra los dineros del pueblo mediante una solidaridad automática, y con acciones inmorales. Esa forma de actuar, el compromiso con las mafias corruptas, es prueba fehaciente de lo que pasaría si llegasen a ser gobierno…¡Imaginemos que Carmona Estanga hubiese prolongado su estadía en Miraflores tres o cuatro meses!

¿Por qué se oponen a la Habilitante si esta, por supuesto, no tan solo fortalece la lucha contra la corrupción, sino que al mismo tiempo dota a los poderes públicos de instrumentos legales adecuados a los nuevos tiempos para combatirla, para arrinconarla? Lo de la bancada oposicionista —no toda— en la Asamblea Nacional en ocasión de la presentación del presidente Maduro, el pasado 8 de octubre, cuando Julio Andrés Borges se violentó ante la sola mención del administrador ladrón de la gobernación de Miranda, deja al descubierto esa solidaridad automática. ¿Por qué le temen a la Habilitante? ¿Acabaría esta con la impunidad, con la cleptocracia que se ha instaurado en Venezuela desde que somos República, acentuada durante la IV y convertida en un flagelo durante la V?

Alcanzarán los instrumentos legales de la Habilitante al presunto generalato corrupto. Un sector de la alta oficialidad de la Fanb es acusado, en los sectores populares, de facilitar el contrabando de extracción con provecho propio.

Estimo que el sector honesto, patriota, que es la inmensa mayoría, no tiene por qué alcahuetear estas desviaciones, no tiene por qué silenciarlas; acceder a las estrellas de general no significa dotarse de una patente de corso. Una pronta y profunda investigación, con la actuación diligente del Ministerio Público, es menester en este momento de definiciones, cuando la República reclama coto al acaparamiento, al desabastecimiento, a la especulación, al contrabando, al robo descarado, a la corrupción.

En el Zulia padecemos, mas que vivimos, las consecuencias de estas perniciosas prácticas que ocurren, en ocasiones, a la vista de todos, como es el caso de La Cruz, en el municipio Jesús María Semprum, al suroeste del Lago de Maracaibo, donde caravanas de camiones y gandolas con pipas de gasolina y bultos y cajas de alimentos y cerveza, repletos hasta el «gollete», pasan hacia Colombia sin obstáculos de ninguna naturaleza a la vista de todos los lugareños. Aquí debemos hacer un reconocimiento a los generales Barrientos y Padrino López, quienes con conducta y acciones ejemplarizantes, están arrinconando a los mafiosos.

¡Aspiramos que la avanzada contra la corrupción mostrada no sea sino el preludio de lo que vendrá!

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