¿Cómo escapar de las influencias del mal?

21 de marzo, 2016 - 3:40 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Este tema y sus derivados es una de los tópicos que enseña la tradición cabalística, que viene a ser algo así como la parte esencial entrelineada de la Toráh, conocida en Occidente por como Petantéuco (Antigüo Testamento).

Enseña la Cábala que el hombre actúa sobre dos realidades: a) La interna del alma y b) La externa del cuerpo. La primera, viene a ser la luz interior que está conectada con Dios, mientras que la segunda, se expresa como conciencia de baja rata vibratoria del cuerpo, es decir, el egoísmo.

La conciencia del alma posee una energía-inteligencia de la misma naturaleza de la Luz Divina o Luz Primigenia, que se caracteriza por el altruismo y el servicio amoroso y desinteresado hacía el prójimo y la humanidad entera. A eso la Cábala le denomina el DESEO DE RECIBIR CON EL FIN DE COMPARTIR. La otra fuerza, la del cuerpo, viene a ser un canal motivador para el DESEO DE RECIBIR PARA SI MISMO, SIN COMPARTIR, vale decir, el egoísmo.

Este egoísmo hace que las personas queden sujetas a las limitaciones de tiempo, espacio y movimiento, al decir del rabino Philip Berg, en su célebre libro La Fuerza del Uno.

Esa conciencia de baja vibración del cuerpo físico es la misma de la energía de la Tierra, que mediante la fuerza de la gravedad, desea engullir todo lo que está a su alcance, atrayéndolo hacía misma. Así mismo es la vibración de la persona egoísta: La de un imán que todo lo atrae y sujeta con fuerza. En sentido contrario, la conciencia del alma o espíritu no es la de atraer para sí, sino la de irradiar, tal como si fuera una especie de surtidor circular de jardín que lanza el agua en todas las direcciones.

Quien se deje cautivar por la conciencia de baja rata vibratoria del cuerpo físico, queda atrapado en los niveles de escasa o ninguna buena energía en donde reina el egoísmo, la codicia y la violencia. Ello conduce al hombre a lo que la Cábala denomina JUICIOS EQUIVOCADOS EN LA TIERRA.

La humanidad en su casi mayoría, es esclava y a la vez víctima de los juicios equivocados, y por eso cunde la guerra, la miseria, el crimen, el odio y la falta de piedad en los corazones. Los juicios equivocados son: Nacionalismos, absolutismos, sectarismos, fanatismos religiosos y políticos, integrismos, fundamentalismos, maniqueísmos, fariseísmos, dictaduras, magia negra, ateísmo, maldad, cinismo e hipocresía.

De las tendencias del mal podemos escapar si nos abocamos devotamente a la oración, la meditación, lectura de los Salmos, la Biblia, la Vedanta, el Corán, la Toráh y el Talmud, lo cual nos incita al DESEO DE RECIBIR CON EL FIN DE COMPARTIR, vale decir, de llevar a una vida altruísta, santa, recta, sana, ecuánime justa y bondadosa, sin hacer el mal ni causarle dolor ni sufrimiento alguno a nadie!

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