Amnistía y democracia

7 de marzo, 2016 - 3:22 pm
Redacción Diario Qué Pasa

La Ley de Amnistía no es un problema político es un problema de derecho, y en tal sentido la historia no debe ser manipulada por interpretaciones que solo buscan falsear la verdad y esconderla en función de sus intereses. Esto trae como consecuencia que la democracia sea deformada olvidándose que la libertad al igual que la igualdad y tantos otros valores esenciales hay que defenderla y reconquistarla día a día.

La justicia como valor esencial de la democracia no puede ser sacrificada para amparar y proteger la impunidad y su erradicación es la mejor defensa de la democracia, por cuanto solo la justicia puede actuar contra ese flagelo. Es necesario que las víctimas del delito sean resarcidas mediante la obligación de una sana y valiente justicia con el objeto de reforzar su dignidad perdida por la acción criminal previa y por la denegación y degradación de la justicia posterior.

En Chile se quiso relegar al olvido los crímenes de la dictadura de Pinochet, olvidando la frase pronunciada por Rafael Aguilar en la ONU: «No es lo mismo olvido y amnistía, que silencio y memoria».

El problema de la amnistía en Venezuela que trata de concretarse mediante una ley promulgada por la Asamblea Nacional, con una nueva teoría de interpretación de la historia que sea fiel y leal a individuos, a mafias y maquinarias políticas, en lugar de ser leales a un estado democrático.

Este problema estriba en que los grupos de poder tratan de cambiar una verdadera democracia actuando en formas antiguas caracterizadas por las lealtades individuales en lugar de la defensa y el respeto a las lealtades colectivas expresión democrática en un estado moderno, libre y justo.

El pasado no debe olvidarse por ser simplemente una cuestión de justicia. Las víctimas de acciones criminales cometidas en nombre de la política tienen derecho a ir a la justicia y los políticos no tienen derecho bajo circunstancia  alguna a negarles la posibilidad de obtener la justicia.

Reza el Talmud: «Aquel que tiene piedad con el verdugo desprecia a la víctima». El sistema político democrático  venezolano con todas y cada una de las dificultades que le ha tocado vivir se mantiene a pesar de las múltiples deficiencias y es expresión de una realidad donde la libertad, la igualdad y la justicia con todas sus deformaciones se mantiene y el pueblo venezolano en todos los procesos electorales que se han celebrado siempre ha dado lecciones en mantener la democracia dentro de un marco de libertad, justicia y paz, mirando siempre hacia el futuro para construir una sociedad que tenga visiones comunes.

Es necesario en la medida que cambia el paisaje político, que los partidos sean capaces de mirar el presente para construir un futuro asentado sobre las bases de una sólida y permanente democracia.

Según Timerman: «Hay que ajustar los dictámenes de la justicia, aún aquellos que van en contra nuestra y seguir peleando». Porque sustituir la justicia con política es muy peligroso.

«En materia de justicia —expresa Tejera— un traspiés es muy peligroso. Todo culpable tiene que ser castigado». Legislar sobre la amnistía tiene que considerarse que es un problema del derecho, no un problema político y nadie en democracia debe arrogarse ese derecho. La ley de amnistía para que sea exitosa debe hacerse con el consenso total de la sociedad. Ejemplos de ley de amnistía exitosos son el caso mexicano de 1997 y la ley de la Cocopa para legalizar el espacio de negociación con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ambas leyes fueron promulgadas con el consenso de la sociedad mexicana.

«La necesidad de justicia tiene que estar relacionada con la necesidad de la claridad en la comprensión de lo que ha sucedido».

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