Opinión

Un último intento con los opositores abstencionistas

Luis Fuenmayor Toro
22 de mayo, 2025 - 10:50 am
Luis Fuenmayor Toro

Por Luis Fuenmayor Toro

 

Abstenerse electoralmente es un acto negativo, pues se trata de no hacer, en este caso de no votar.

Quien lo decide tiene la capacidad y el derecho de actuar, es decir de votar, pero decide no ejercer esa capacidad, ni ese derecho que tiene, en virtud de ciertas razones, que lo llevan a decidir no actuar. Es como quien decide no aplaudir una obra de teatro, un concierto o un discurso, aunque, estarán de acuerdo conmigo, es más trascendente.

Votar no es hoy obligatorio en Venezuela, lo fue en algún momento en el pasado, por lo que se lo considera como un derecho, pero no como un deber, algo que pudiera ser discutible dada las consecuencias derivadas del voto. Aplaudir tampoco es un deber o una obligación, sino un derecho del espectador a expresarse de esa manera, cuando la calidad de la obra presenciada o algo en su ejecución le causa esa motivación.

No votar tiene sentido, si de esa conducta negativa se desprenden consecuencias concretas, visibles, palpables, que signifiquen la anulación de un proceso si no se alcanza un número de participantes mínimo, previamente establecido. Es decir, cuando se establece un quorum de votación, para que una elección sea válida o para que alguien sea electo. Pero si esto no existe, y en Venezuela no existe, no votar no tiene ningún efecto. Es menos importante que no aplaudir en un teatro, pues si luego de la puesta en escena de una obra, nadie aplaude, los actores de la obra teatral o musical dejan de recibir la recompensa afectiva que todos esperan a través de los aplausos. Ese silencio, sin embargo, es mucho menos contundente que una rechifla de los presentes, que sería una respuesta activa de los asistentes, que dice mucho más que el silencio.

Siguiendo con nuestra comparación, la rechifla sería el equivalente al voto en blanco, que en nuestro sistema electoral supuestamente tan completo y tan perfecto, no existe. No es lo mismo no votar que votar en blanco. El primero, es un acto negativo, es no hacer, similar a no aplaudir; el segundo es un acto positivo, es hacer, más parecido a la rechifla, pues expresa que el o los candidatos presentados a consideración de los votantes, no reunían las condiciones mínimas para ser electos; no eran idóneos para los cargos a que se postularon. Fueron reprobados en el examen que les hicieron los votantes, como fueron reprobados con la rechifla, los artistas o los músicos o los oradores, que se presentaron ante el público asistente a las representaciones en cuestión.

Por otra parte, la abstención como respuesta a una convocatoria electoral ha sido usada en Venezuela, por los mismos políticos, desde hace más de 20 años. Recuerdo la de 2005, en las elecciones de Asamblea Nacional, con un gobierno que no controlaba al resto de los poderes, ni tenía a sus pies a la FANB, ni a todas las policías. Era un PSUV fácilmente derrotable. Pues no. Decidieron a última hora abstenerse, porque no confiaban en el CNE y para deslegitimar a Chávez. Esos fueron los decisivos argumentos, que terminaron dándole al partido de gobierno todos los diputados de la Asamblea, con los que aprobaron todas las leyes fundamentales, que luego les han servido para perpetuarse en el poder. Y además, designaron a todos los poderes públicos. ¿Deslegitimaron a Chávez? ¿Alguien me puede decir qué ganaron con esa abstención?

¿Deslegitimaron a Maduro absteniéndose en 2018? ¿O Maduro ejerció su Presidencia como si nada? ¿Deslegitimaron a la Asamblea absteniéndose en 2020? ¿Bernal fue deslegitimado en Táchira, cuando decidieron no apoyar a Leidy Gómez y dejarlo ganar? Cuando el otro Guanipa renuncia a la gobernación de Zulia y permite que un Sr. Prieto del PSUV sea gobernador: ¿A quién desfavoreció políticamente? ¿A quiénes defraudó? ¿No fue a quienes votaron por él? ¿Qué ganaron con la derrota de Henri Falcón, su aliado, en el estado Lara? Ésa es la triste historia de la abstención electoral y de las componendas hechas por ese sector opositor en la Venezuela del siglo XXI. ¿Hasta cuándo van a ser comparsa de las directrices de estos fracasados?

Lápiz es una fuerza emergente pujante en la política venezolana. Y en Caracas es la principal fuerza opositora desde por lo menos 2021, cuando Ecarri superó ampliamente como candidato a Alcalde de Caracas a Tomás Guanipa de la PUD, en aquel momento unida y no desaparecida como está actualmente. Lápiz ha debido ser el centro de la unidad en Caracas, los demás han debido apoyarlo, de la misma forma que Lápiz está apoyando a todos los gobernadores que decidieron reelegirse. Pero el sectarismo de algunos, que recién reinician el camino electoral, no lo permitió. Los opositores votantes, recurriendo al voto ciudadano inteligente, pueden corregir esta falla en Caracas y no dispersar sus votos, sino dirigirlos hacia el Lápiz, que tiene la primera opción para derrotar al PSUV. Vota Lápiz este 25 de mayo.

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