Tiempo de Cuaresma

2 de marzo, 2015 - 3:08 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Luego de una ardua jornada de carnavales se inicia el tiempo de Cuaresma, el inicio de un ciclo de 40 días, que empieza el miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, basada en el símbolo del número 40 en la Biblia. En esta, se habla de los 40 días del diluvio, de los 40 años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los 40 días de Moisés y de Elías en la montaña, de los 40 días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, y de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

En este tiempo, Cristo nos invita a prepararnos y a convertirnos, para que lo acompañemos un año más en el camino de la Pasión, Muerte y Resurrección, es decir, el Triduo Pascual; Jueves y Viernes Santo y Domingo de Resurrección. En este tiempo tan importante para los cristianos debemos creer en el Evangelio y recordar que nuestra condición humana está hecha de polvo y en ceniza nos convertiremos, que estamos de paso por la Tierra; nacemos, crecemos, nos reproducimos, cumplimos con una misión y luego llega el día de la muerte que nadie espera, pero que indefectiblemente llega, y esa reflexión nos hace entender que el ser humano no podrá alcanzar su máximo nivel de auténtica realización humana y cristiana si no cultiva en su corazón la Ley divina que es ley de amor a Dios y al prójimo.

Durante el Carnaval que recién culmina fuimos testigos de una movilidad importante de temporaditas de todos los puntos de la geografía nacional que disfrutaron días de sano esparcimiento en plazas, clubes, hoteles, balnearios y ecoparques que por nuestra tradición de cultura y en la de algunos países de Europa, el Carnaval sigue siendo una práctica de desenfreno. Por tanto, en la semana mayor es nuestro deseo el recogimiento espiritual de la sociedad, el reencuentro con nuestros propósitos familiares y la concurrencia en nuestras vidas con el Padre Celestial a través del ayuno, la oración, la limosna y la ayuda al prójimo. Ciertamente la Cuaresma ha perdido mucho de ese carácter de tristeza, que incluía fuertes ayunos y penitencias corporales. Pero no ha perdido, ni perderá jamás, su carácter penitencial como hoy lo entendemos, que es el de adoptar una actitud de conversión y de apertura a la gracia que Dios, que este tiempo santo nos ofrece de manera súper abundante. En su mensaje con motivo de la Cuaresma correspondiente a este año 2015, el Sumo Pontífice señalo: «Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia». Que este tiempo sagrado sirva para abrir nuestros corazones a los problemas de nuestros semejantes demostrando el amor a Dios a través de la ayuda al prójimo. Ello, encarna el propósito de este tiempo para prepararnos a ser mejores hombres y mujeres, y por ende, mejores ciudadanos.

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