El presunto asesino citó a su víctima con el pretexto de arreglar las cosas, pero se trataba de una emboscada que le hizo junto a tres amigos
Foto: Wilmer Cubillán
Santa Rita — El superintendente de PDVSA La Salina, ingeniero Eudo Enrique Bastidas Arellano, de 48 años, fue hallado sin vida y enterrado, ayer martes a las 2:30 de la madrugada en una zona boscosa, ubicada en el sector Puerto Escondido del municipio Santa Rita en la Costa Oriental del Lago.
Una fuente policial reveló que la víctima fue asesinada por su presunta pareja, un joven de 18 años, identificado como Raúl Alberto Fernández González, en compañía de tres amigos, porque no aceptaba que Bastidas haya colocado fin a la relación sentimental que los unía a los dos.
Cita mortal
Fernández, negándose a aceptar que ya todo estaba perdido, citó el pasado 30 de septiembre al hoy occiso con el pretexto de tratar de arreglar las cosas. El ingeniero accedió a la cita y fue al lugar previsto para el encuentro, sin saber que se trataba de una emboscada de su exnovio.
El joven junto a su trío de amigos abordaron a Eudo y lo obligaron a ir hacia la zona antes descrita en su camioneta, marca Hyundai Tucson, color verde, placa LAS78T.
Ya en el sitio solitario y selvático, Raúl y Eudo encendieron unos cigarros y comenzaron a platicar, pero no llegaron a ningún acuerdo, ya que el superintendente no quería volver con el muchacho.
Homicidio
Lleno de rabia y al ver que su situación no tenía remedio, Raúl desenfundó un revólver y disparó contra la humanidad del superintendente, causándole la muerte instantáneamente.
No bastándole con quitarle la vida, con la ayuda de las otras tres personas que lo acompañaban, enterraron el cadáver en el sitio.
Posteriormente, sacaron la gasolina del vehículo de Eudo y le prendieron fuego, quedando totalmente calcinado, con el fin de no dejar rastros de ningún tipo que los inculpara.
Los familiares del infortunado, preocupados por la desaparición del ingeniero, se dirigieron ante la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), para colocar la denuncia.
Por su parte, los sabuesos del CICPC, adscritos a la Brigada contra Bandas y la División de Homicidios, iniciaron las pesquisas e investigaciones del caso.
Una llamada lo delató
Fue a través de las llamadas telefónicas, registradas en el celular de la víctima, que los detectives de la policía científica lograron determinar la presunta responsabilidad de Fernández en la muerte del profesional petrolero.
En este sentido, una comisión del CICPC, horas antes del macabro hallazgo, se activó y dieron con el paradero de Raúl, quien luego de ser detenido, mediante un interrogatorio, confesó todo lo ocurrido.
Posteriormente, los uniformados se dirigieron al lugar donde fue enterrado Eudo y exhumaron el cadáver, el cual fue trasladado a la morgue forense del municipio Cabimas, donde le practicaron la autopsia de ley.
Se conoció que el supuesto asesino no tenía empleo y vivía de los regalos y aportes económicos que el infortunado le daba.
Finalmente, el CICPC se encuentra tras la pista de Marcelo Reinaldo Velásquez, de 21 años; Rubén Darío Portillo Bozo (39); y un sujeto apodado «Róbalo», quienes ayudaron a Raúl a cometer el atroz crimen.
Familiar
Cabe recordar que el pasado 12 de octubre un hermano de Bastidas se encontraba en las afueras de la morgue forense, verificando si el cuerpo de su hermano estaba allí.
El familiar manifestó ante los medios de comunicación que el ingeniero tenía 10 años en PDVSA y que el día que desapareció iba a buscar «a un tal Carlos y luego a Nelson al Mene» desconocidos por la familia.
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