Varios sujetos aprovecharon la soledad del sector para ejecutar el crimen

Lo asesinaron de varios disparos en el barrio Felipe Pirela

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2 de noviembre, 2017 - 10:48 am
Wilson Alvarado / [email protected]

La víctima recibió más de tres disparos en el pecho. Los deudos se llevaron el cadáver y horas después lo entregaron a la morgue de LUZ

Foto: Cortesía

Maracaibo — La muerte lo sorprendió. Eran las 8:00 de la noche del pasado martes, cuando Enry José Figueroa García, de 38 años de edad, se encontraba sentado en el porche de la vivienda 95B-35 del barrio Felipe Pírela, parroquia Francisco Eugenio Bustamante, al oeste de Maracaibo, sin imaginarse que la muerte lo sorprendería de manera inesperada.

La soledad para ese momento era la compañera de Figueroa. Mientras descansaba en una silla de hierro, varios hombres encapuchados saltaron la cerca de la humilde vivienda y sin mediar palabra alguna le asestaron varios disparos en su humanidad hasta dejarlo sin vida.

Las reiteradas detonaciones pusieron fin a la soledad que reina en las calles del sector. Los disparos alarmaron a los residentes de la avenida 82A, quienes despavoridos corrieron a ver qué había sucedido.

La confusión reinaba entre los presentes. El saber quién era la víctima se hizo cuesta arriba entre los curiosos. Los vecinos de la barriada aseguraron a los funcionarios policiales que el infortunado tenía pocos días de haberse mudado al lugar por lo que desconocían su procedencia y las causas del homicidio.

Sin embargo, algún curioso sí debió conocer a la víctima o alguien de su núcleo familiar.

A los pocos segundos parientes del infortunado acudieron al sitio sangriento y se toparon con el cuerpo de Figueroa. El cadáver quedó boca arriba con los brazos tendidos y en medio de un charco de sangre que se coaguló  en la franela, color gris, y el jean azul que portaba el hoy occiso.

Los tiros que recibió fueron certeros. Más de tres atravesaron el pecho. Residentes aseguraron que los homicidas accionaron en más de cinco oportunidades las armas de fuego que utilizaron. De los criminales los curiosos del barrio manifestaron no haber visto nada. Solo recordaron haber escuchado el sonar del motor de un vehículo, luego de las detonaciones, por lo que presumen que los homicidas huyeron en un vehículo.

Los deudos ahogados en llanto se llevaron el cadáver, sin esperar la presencia de los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC). Horas más tarde los detectives acudieron a la barriada colectaron las evidencias y entrevistaron a los moradores del barrio, quienes sentenciaron que en los pocos días que el infortunado vivió allí entraban y salían personas con actitudes sospechosas.

Los detectives de la policía científica manejan como móvil el ajuste de cuentas. El cadáver horas después fue trasladado por los deudos a la morgue de LUZ para la necropsia de ley. Allí, los uniformados del CICPC entrevistaron a los familiares para darle inicio a las averiguaciones en el crimen y poder determinar responsabilidades en la muerte.

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