El cuerpo frío y templado fue localizado, ayer a las 6:00 de la tarde, por Nazarelys Méndez, madre del infortunado, quien tras intentarse comunicar con su hijo vía telefónica y no lograr su cometido, decidió ir al inmueble a llevarle comida y ver qué ocurría
Foto: Wilson Alvarado
Maracaibo — Boca abajo, enrrollado en una sábana blanca, y tirado del lado derecho de la cama de su habitación, fue hallado el cuerpo ensangrentado y sin vida de Alberto Antonio Méndez Fuenmayor (24), quien fue asesinado tras recibir varios batazos en el interior de su habitación, ubicada en el primer piso, apartamento 1B, del conjunto residencial San José, parroquia Cristo de Aranza de Maracaibo.
El cuerpo frío y templado fue localizado, ayer a las 6:00 de la tarde, por Nazarelys Méndez, madre del infortunado, quien tras intentarse comunicar con su hijo vía telefónica y no lograr su cometido, decidió ir al inmueble a llevarle comida y ver qué ocurría.
La dolida madre, quien se estremecía del dolor, llegó al edificio en compañía de un nieto. Conversó con algunos vecinos y a los pocos minutos de subir al apartamento los gritos paralizaron el andar de los residentes, quienes esperaban la entregaba del Clap.
Visita mortal
La muerte del joven corrió como pólvora en la zona. Decenas de curiosos se apostaron en los alrededores del edificio para avistar el cuerpo ensangrentado que fue trasladado por funcionarios de la policía científica a la morgue de la localidad.
Los detectives del CICPC llegaron al sitio y colectaron las evidencias con las cuales se presume asesinaron al joven: un bate de madera y varias botellas de alcohol fueron recopiladas por los detectives, quienes indicaron que la víctima fue asesinada a golpes. Su cabeza estaba destrozadas.
Varias partes del cuerpo tenían hematomas.
Vecinos manifestaron no haber escuchado nada extraño durante la noche anterior. La versión que coincidió entre los conocidos del infortunado y sus parientes es que el joven llevaba muchas amistades a su residencia, factor que hace presumir a los detectives de la policía científica un móvil pasional, aunque no descartan otras vías en el crimen.
El infortunado era el menor de tres hermanos. Su vida estaba impregnada en el diseño gráfico y en el baile que desarrollaba en la academia Tripdans.
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