Cuento: El niño que aprendió a compartir

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19 de noviembre, 2017 - 6:09 pm
Herwin Godoy / [email protected]

Wilson era un niño que no sabía compartir sus padres nunca lo enseñaron lo bonito que era ayudar a los demás cuando te necesitaban, ni mucho menos a cuidar lo que estaba a su alrededor.

Cuando salía a la calle botaba los empaques vacíos a la carretera y hacía berrinches  para que le compraran lo que querían, el niño nunca decía ni por favor ni gracias.

Wilson era amigo de Francys una niña escandalosa y que hablaba, como dicen los adultos, hasta por los codos, esta niña estaba aprendiendo a compartir, pues aunque era más pequeña que Wilson, sus padres se habían encargado de enseñarle que cuando se comparte se gana la sonrisa de quién se ayuda y la satisfacción de hacer el bien.

Ese día Francys y Wilson esperaban recibir un premio por haber participado en el concurso de literatura del colegio, ambos eran buenos escribiendo y se decían que estaban empatados en el primer lugar.

Ambos pasaron todo el día pendientes de sus teléfonos para recibir la llamada de la directora Yuly Mar que era la encargada de avisarles, justo a las cuatro de la tarde, hora en las que ambos fueron al parque con sus madres Wilson recibió la llamada tan esperada había ganado el premio y con el vendrían un montón de chocolates, Francys se alegró mucho por él, aunque se entristeció por que no podría compartir las chucherías con los niños del parque como lo había planeado.

Wilson notó en la cara de su amiga cierta tristeza, y no entendía por qué estaba asi, después de todo él había ganado y todo el mundo debía alegrarse, por curiosidad se le acercó y le preguntó:

¿Mi alma y a vos qué te pasa? ¿Deberías de estar feliz no veis que gané yo?

Francys alzó la mirada y le sonrió diciendo:

-Estoy feliz por ti, pero triste por todos los niños del parque pues quería compartir las golosinas con ellos, ahora no podré.

Wilson se quedó mirándola y pensó en que ella era muy buena, escandalosa, pero buena y si ella podía el también.

Al día siguiente Wilson se apareció con todos los chocolates y caramelos y compartió con todos sus amiguitos, y cada vez que entregaba una chuchería sentía que en su corazón una nueva alegría entraba, eso que sentía era satisfacción por compartir, pues quien comparte recibe mucho más de lo queda, pues se hace una mejor persona.

Actividades: Herwin Godoy Briceño

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